La Calcarifera ordinata es una polilla que se
transforma de colores que le hacen parecer alienígena a ser carente de color. Y
aún así, sorprende y embellece.
La Cladonota inflatus es un insecto del cual poco se
sabe, y aún así, maravilla por su belleza, presencia y por ser parte de la
naturaleza.
La Dictyopharidae es un coqueto homóptero que por su
forma, simpatiza al medio ambiente. He allí su belleza.
La Mariposa de Lua (Actas Lua) es un lepidóptero
nocturno de bellas alas color limón. Es una luz en la oscuridad, aún sin
iluminar como un cocuyo. Se hace notar y es así.
La Mariposa Poodl, de traje peludito y que como las
polillas come madera. Eso no le quita lo hermoso.
Y Venezuela tiene el canto de los grillos que se
confunde con el de los sapitos, acompañando el letargo de la noche; esa es su
belleza.
Tenemos a las mariposas que no sé su nombre científico,
pero de niños cuando éramos cazadores de ellas en las flores de cayena. Son naranja
con negro y les decíamos “abuelitas”.
El cocuyo que emociona a niños y grandes y en las
noches oscuras les damos las gracias por alumbrar nuestro camino.
Las abejas, a las que afecta el WiFi como a muchos
humanos pero en otra forma. Ellas laboran, engalanan y son las más útiles. Darles
agua con azúcar para cuidarlas es vital para la humanidad, como la humanidad lo
es para sí misma.
La entomología tiene su belleza, que uno de cada mil,
ve. Y esa belleza es el mundo que poco a poco se va construyendo y que sabe
suplir.
Como en la historia de Amalivac, donde la araña fue
suplida por mala y orgullosa, por el gusano de seda para vestir al mundo, allí
se ve en el mundo humano que mientras hay algunos malos que interrumpen a los
que sí quieren aportar, los buenos son mayoría y desde su mundo que entre los
insectos parece pequeño, hay grandes cosas que aportar, por generaciones de
laboriosos no insectos, sino humanos organizados que levantan 10 veces su
propio peso en acciones que atraen mejores cosas.
Y una entomóloga fue la abeja reina que les dio su
bendición de apoyo y conocimiento para crecer y ser útiles al mundo.
Hay belleza entre quién es discreto como el insecto que
construye un hogar o se hace abono. Hay belleza en donde el corazón mira. En ti,
entomóloga, hay tanta belleza, que yo miro a gusto aunque no te pueda ver. Y esa
lindura es como un panal lleno de rica jalea real que inyecta vida. Gracias por
existir, gracias por enseñar, gracias por seguir donde sea que quieras estar,
gracias por lo que de ti he sentido en mi corazón “zumbar”.
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