La Vida Nocturna...

En las noches, mientras las ciudades y campos son de personas que duermen, conviven, conducen, beben, cantan, hacen juergas y demás, la selva se llena de visiones y visitantes nocturnos que emiten sonidos y silencios por igual de acechantes, preocupantes y necesarios. 

Todo un ecosistema lejano, quizá cruel e inesperado, pero es la propia vida, la que crea la flor que los insectos polinizan, socavan las montañas donde las panteras duermen, camuflaje de la boa con la rama donde el araguato no pisa siendo vecino, donde la araña ha tejido su tela que será la que provea el próximo alimento, donde la rana venenosa salta mostrando sus colores fascinantes y letales. 

Allí conviven todos aquellos seres que existen por y para algo, sea su piel, pico, dientes o garras peligrosos, son necesarios para la prosa y la poesía, porque su legado es vital para la cadena de vida y esta es sinónimo de creación y loas. Albricias comprendamos de ellas al entender su existencia con nosotros, quizás así dejemos de ser supuestamente superiores y lo seamos realmente al interpretar de manera correcta sus sonidos y silencios en nuestras letras.