Quise hacer prosa con la melancolía.
Realmente no puedo, porque no puedo colocar métricas a lo que revivo.
Ese canto que de niño me recibió en Aragua, se repite cada año para decirme que vivo estoy.
Escucho el canto de las cigarras y evoco esos momentos cuando el camión de mudanzas nos dejó ante la casa de mi abuela.
Teniendo yo 04 años, poco sabía o me importaba el nuevo comienzo, la nueva tierra, el venir de la capital a la provincia a vivir.
Mi madre, ella que sí vivió en Caracas su infancia, adolescencia y parte de la juventud adulta, sí que lo sabía. Pero de manera estoica, como hacen las personas casadas por y con amor, lo supo superar.
Y ese canto también le recuerda mucho, así como yo recuerdo el canto de mi madre para que yo no perdiera la infancia, desarrollara habilidades y disfrutara en su compañía.
Y cuando el calor de ésta tierra maracayera arreciaba, ella me decía que las chicharras cantaban para llamar a la lluvia. Por igual mi papá.
Esa cercanía con mayo les daba la razón, la lluvia se presentaba luego que las chicharras parecían despedir a la tarde con un canto a veces al unísono y otros intercalado, como haciendo un canto de invocación a la madre naturaleza.
La ciencia podrá decir que es parte de su ciclo de vida, cantar hasta morir, para reproducirse, porque es su naturaleza. Pero en el imaginario popular que asumo como mío, la chicharra despide a la tarde en su crepúsculo, se queja como nosotros del implacable calor y clama por la lluvia.
Las plantas, los cultivos, la gente sedienta, la tierra misma también acompaña y aplaude su canto, donde se les va la vida por la buena causa de una temporada de lluvias que esperamos con bien, porque nada en exceso es bueno, salvo el amor de Dios.
Chicharra, no puedo sentir melancolía porque tú has egresado año tras año a salvarnos del calor que a veces se excede. A salvarnos del fuego y de los campos muertos, de los frutos secos. A traernos la lluvia que es poesía o desgracia depende de dónde se vea y dónde se esté.
Pero tu canto de un solo tono, es la canción de los cielos y a él, seguro que también vas cuando entregas tu existencia por nosotros. Muchas veces eso es loable cuando de verdad resultados se podrá obtener.
Chicharra, cantemos juntos y espero que puedas darte un baño en la lluvia.
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