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¿Cómo se paga un Mensaje de Texto?

 Hay cosas de tanto valor en el mundo que el oro, el platino, el coltán, el petróleo o alguna divisa sólida siguen sin poder pagar. Entre esas cosas están los mensajes sencillos, sentidos y en el momento debido.

 

¿Cuándo es ese momento?, cuando ese “clic” en el ser, que definir no se puede y al que tampoco se le busca razonamiento, lo indica.

 

Casualidad, causalidad, destino. A como se defina. Ese mensaje puede tener el contenido más austero, formal y común. Pero su tras bambalinas es lo que vale de verdad. Porque hubo un recuerdo que creó un impulso.

 

Diplomacia, educación, cordialidad, aprecio, cariño o hasta trivialidad y hacer mensajes de texto o de cualquier tipo de manera masiva tienen igual validez al receptor. Por más sucinto que sea el mensaje, es su intencionalidad y la conjugación de situaciones en la contraparte, que le dan mucho valor.

 

El lograr que una sonrisa se logre izar cuán bandera de agrado, que los suspiros florezcan, que quede en evidencia la emoción del buen momento y el tino para con lo que se vive, es algo invaluable, pero que sólo los que tienen la humildad de ver su riqueza, pueden valorar.

 

Los mensajes a veces son como la Navidad, que llega una vez al año y renueva todo el año de quien sabe su gran valía porque siente al corazón henchido de emoción y aquieta los sinsabores y apacigua el furor de días que parecen iguales de stress.

 

No importa la hora que sea, un mensaje adecuado es un visitante que llega para quedarse en la historia de quien lo recibe una pequeña fortuna del mundo para quien pueda sentir la pureza del contacto de altura.

 


Tanto para decir, expresar y contar. Para escapar del día a día y entrar no en la fantasía, sino en la realidad de una mente, cuerpo y alma que busca la paz y el sabe en otras cosas de este mundo polisapiente que se ha pasmado en conversas repetitivas.

 

Cuando se lee el nombre o el número del interlocutor, esa sensación de mariposas en el estómago se enciende de otra forma, como cuando los cocuyos salen a guiar al confundido en un apagón.

 

Como una mariposa que ronda un bombillo el cual alumbra al lector embelesado en un texto que emula a los grandes escritores o a los nóveles y/o esporádicos que escriben sus bohemías con narrativa paisana.

 

Eso está en un mensaje bonito, cortico, largo. Ese que saluda, que no pide (al menos no de entrada), que es cortés y que no esconde más nada que el respeto. Ese mensaje a toda hora es bueno.

 

En el momento que llega, el mundo cambia para mejor para quien entiende la cuantía enorme que le brinda al lector que detiene y destruye las desilusiones y el pragmatismo en el cual quería vivir.

 

Es como leer una sonrisa, una compañía, el conocimiento y la calma de saber de que quien lo emite está bien, que siempre será para mí lo más valioso, porque quien me escribe es parte de mi cronología y si está o sigue en mi vida, es por ser la equivalencia a la felicidad.

 

Imposible pagar tanto en esta vida y en la eternidad. Pero se harán muchos aportes para que las cuentas queden claras, con esa claridad que la amistad, el aprecio, el aprecio y la buena voluntad pueden aportar. 


Valor con valor se paga y es una deuda que no pesa cancelar, más bien queremos cancelar las cuotas más seguido en pro de obtener más y más dividendos para el ánimo.

 

Gracias por aportar para la causa de mi alegría y disculpa lo poco que te doy por tan valiosísimo mensaje.

Argenis Serrano - @Romantistech

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