No se pretende con este post levantar el morbo de
los lectores que se animaron gracias al título a leer el blog, mucho menos ofender
a las víctimas directas e indirectas.
Tampoco se pretende juzgar las motivaciones por
mucho que en los relatos así le parezca, obra de la indignación y del
preguntarse, ¿qué puede mover a una persona a actuar así?, o ¿qué sentirá ahora
que logró lo que quería pasando por encima de los sentimientos valiosos de otra
persona.
Al
cuerpo hay que darle lo que pida, reza un refrán
popular. Pero si lo que quieres dañar a otra persona por no saberse medir y
mucho menos el comunicarse, ya su cuerpo, alma y corazón están dañados.
Y si tiene ganas de un amor que no es el que tiene,
¿por qué esperar a que vengan hadas y elfos a arreglarlo, cuando usted lo puede
hacer antes?
Quizá me entrometo mucho por no saber qué es esto de
primera mano. Pero por empatía sé que esto, no es bueno. Pasemos a los relatos.
Si desea agregar alguno, escríbalo en la sección
comentarios o por vía Twitter.
Nombres omitidos por respeto; casos reales.
Historia Nº 1
Un joven venezolano venía en un bus de regreso desde
Ecuador con vía a Barinas. Enterado estaba que su esposa le era infiel,
informado por la madre de ella. El bus donde venía se accidentó en Pamplona
(Colombia) y tuvo que hacer un trayecto a pie, contando a otros viajeros sus
cuitas, desventuras y todo lo que el fragor de la rabia le permitía.
Juraba que le quitaría los niños a la infiel y se
los llevaría con él, cosa difícil según las leyes. Los viajeros que le oían
sólo le pedía que o hiciera algo que le desgraciara la vida, porque otras vidas,
fieles e inocentes como lo son los niños, le necesitaban.
Historia Nº 2
Una pareja de novios con años juntos, que nada mal
aparentaban y ya ella estaba pedida, deciden irse de Venezuela hasta Chile y
recomenzar su vida. 2 semanas de periplo en bus, buscando chips para
comunicarse, sufriendo baches, tomando riesgos con guardias y guerrillas, pero
llegan con bien.
Pocas semanas después el novio se sale del WhatsApp
de la familia de ella, presumiendo los familiares que cambió su teléfono. Otro mes
después ella muestra a un nuevo novio y la noticia de su embarazo y boda en el ínterin
de la gravidez. Y para muchos la pregunta sin respuesta es, ¿qué ocurrió?, ¿por
qué se separaron tan lejos?, ¿qué fue de él?, ¿cómo?, ¿quedó embarazada a la primera vez?, ¿ya eso
estaba en planes desde Venezuela?;
difícil saber porque no conviene preguntar, lo demás sería entrometerse y
especular. Y ya ella es de familia feliz, aunque no saben de él.
Historia Nº 3
Una joven que apoyaba a hugo chávez pero no así a nicolás
maduro, decide partir a Perú, la tierra de su madre, que reside desde hace
décadas en Venezuela. Su novio para ese entonces (su primer amor), un muchacho
bastante callado y hasta reservado y de cara seria y de pocos amigos le dice súbitamente
que se quiere ir con ella. En menos de tres días compran pasajes en autobús y
se van, teniendo todo lo demás previamente hecho. Su viaje que era retrasado
por la dolorosa incertidumbre se materializó de la nada.
Ella feliz de estar con él e ir a producir para
ella, sus padres y hermanos en lo posible. Se les veía felices en Facebook
hasta que las fotos de él fueron eliminadas.
El motivo llegó de pronto en una conversación
trivial: Él le pidió irse a la carrera porque había embarazado a una muchacha
con la que salía a escondidas “sólo para aquello” y que dejó entendiéndose. Al enterarse
la engañada lo corrió del hogar donde vivían, él se regresó a Venezuela a otra
ciudad para evitar al bebé y ella viajó buscando liberar su mente en empleos en
países cercanos. Luego regresó fortalecida a Perú donde consiguió mejor puesto
y mejor amor, un connacional que al menos, sonríe.
Historia Nº 4
Una joven andina, dolida por las desventuras que más
afectan y más crean carácter –alejamiento familiar en la misma casa-, se fue de
su Táchira natal a cruzar Venezuela a encontrar algo mejor. Y al Estado Bolívar
fue a parar. Consiguió un amor que le enseñó de lo divino a lo secreto (con
bien, no se interprete mal) y el amor era de entrega total. Dos retoños
hermosos nacieron de tal unión para alegría de ambos.
Más la suma de todas las cosas llega a afectar y los
males de Venezuela no les fueron esquivos. Decidieron irse a Táchira y levantar
una casa que volvieron entre los 4 un hogar. Pero la economía siguió ensañándose
con ellos como con todos y él decidió irse a Perú a probar suerte.
Al principio y como todo, pues todo normal; con los
dolores de la lejanía, promesas de pronto traerles a estar con él y demás. Pero
la sombra de la lujuria se cernió sobre él y se consiguió a una peruana no tan
atractiva como su esposa, pero sí más “hacendosa”, haciendo las cosas que la
otra no hacía con el cuerpo, pero eso sí, sin el mismo amor que la mujer que en
Venezuela le esperaba.
Él se lo comunicó a ella de forma graneada pero no
por eso inmisericorde. Los niños intuían separación y eso aumentaba el dolor y
preocupación de la dama sostén de hogar y aún enamorada. Tanto que con sus
hijos y bajo el consejo –bueno en intención pero pésimo, débil y mal aplicado
en forma de acción, dado por una pastora evangélica- se fue a Perú.
No lo convenció ni conmovió. Todo se derrumbó…pero
podemos decir que para él, pues perdió 3 amores por el físico y la lujuria. Ella,
quedó atrapada por la pandemia del
coronavirus en Perú con sus hijos, viviendo en albergues, apoyada por
connacionales y amigos y gobiernos (E) y amigos del culto, usando su arte para
vender en la calle comida y sobre todos levantarse,
recomponerse y fortalecerse.
Cuando vuelva a Venezuela, de seguro será una
versión mejor de ella. Al menos eso es por lo que quienes le estiman, oran.
Historia Nº 4
Una médico venezolana casada también con un médico,
hastiada del país y que su profesión sea tan mal pagada y tratada como muchas,
se fue a Ecuador y su esposo se iría un semestre después al finalizar un posgrado en gineco-obstetricia.
Al par de semanas en Quito, la dama es invitada a
una fiesta de amigos venezolanos; allí conoce a un colega y luego de libar
tanto esa noche se fue de amores con él, quedando embarazada.
No quiso abortar, así que llamó a su marido y le
contó con pelos y señales lo ocurrido. Él, pese a su rabia, le pidió que regresara,
con garantías judiciales de no agredirla ni levantar la voz. Porque su hermano
era abogado y ella sólo regresó a firmar la sentencia de divorcio, vender la
casa, recibir su parte y era su problema desde ese entonces cómo criar a su
hijo. Y lo sigue siendo…
Él, decidió no volverse a juntar porque pudo
aguantar una rabia, pero no puede soportar la opción que eso se repita. Quedando
así él marcado y predispuesto al dolor y no al amor otra vez.
Historia Nº 5
La joven dama enamorada de un hombre que estaba a su
altura intelectual, un trabajador tenaz, cajero con opciones a ser más en el
mismo banco. Estudioso, de gran familia. Ella, muy enamorada, le decía que era
maravilloso y además lo expresaba en sus redes sociales y en conversaciones.
Él dijo ir a un viaje de trabajo a Mérida. Días después,
sin recibir noticias ella coloca la denuncia. Él se había ido con otro hombre a
Argentina, haciendo escalas, siendo identificado con aquella sentencia de “el
mundo es un pañuelo” por un amigo en común que a ella le avisó sin
conocer de la supuesta desaparición.
Al tiempo recibió una carta a la vieja usanza por
correo y solicitándole a ella que comenzara los trámites de divorcio,
pidiéndole perdón y que le explicara a la madre de él lo que le motivó a hacer
lo que hizo: dijo que por fin tuvo el valor de ser quien era y que fingiendo
dañó la vida de ella.
Por lo menos le dejó la casa al 75% de construcción,
pero… ¿y el amor de pareja en el hogar,
qué?
Historia Nº 6
El hombre que se fue a Perú a trabajar y dejó a su
esposa con los que ella decía eran su primo y prima. Pero siempre el WhatsApp
comunica cosas y le enviaron fotos. No eran familia, sino un matrimonio swinger.
Además resultaron ser extorsionadores y cayeron presos. Él se salvó, pero el
engaño, no se le quita.
Historia Nº 7
Bajo la promesa de casa y amor, una pareja que se
conoció vía chat online decidió
unirse. Él esperaba a esa venezolana en Uruguay y ella llegó con su hermana un
año menor que ella.
Estando allá, la hermana menor comenzó a convencer a
su hermana que se hombre no le convenía porque hablaba muy raro, trabajaba
mucho y sabía cocinar, haciéndole suponer que era gay.
La intriga montada fue resquebrajando a la pareja y
ambas decidieron mudarse a una pensión en la ciudad de Salto donde la menor
quedó embarazada y ambas sin dinero, le pidieron cobijo al hombre que habían
dejado.
Él les dio empleo, les ayudó a conseguir una casa. Ambas
no dieron la talla, entonces les pagó un pasaje y solicitó ante la ley que las
obligaran a irse.
La intriga es también una infidelidad porque no se
es fiel a lo que se siente en realidad.
Historia Nº 8
La hermosa chica que era la reina del salón, la que
hacía modelaje y participaba en concursos, la reina de la coquetería. La que
estudió y se preparó. Que decía estar feliz con un novio que no tenía dinero a
montón pero le respetaba a montones.
Ella se fue a los Estados Unidos supuestamente de
vacaciones. Y desde allá le terminó vía Instagram diciendo que había encontrado
a un nuevo amor.
Ella era lesbiana y siempre tuvo temor de decirlo. Le
dijo que fingía los orgasmos o en otras pensaba. Que él era sólo para ocultar
las apariencias ante sus padres. Que la última vez antes de irse de viaje se lo
pidió sin condón, esperando quedar embarazada y criarlo con la mujer que es actualmente su pareja.
La infidelidad acá no es el adiós doloroso, ni
siquiera que fuera por otra mujer. Sino usarle para engendrar y no dejarle
disfrutar a su bebé (que no fue, afortunadamente). Y que ella mintiera y se
mintiera, que es una de las peores infidelidades: no demostrar sinceridad con su propia vida.
Prefacio
Seguro habrá más historias así. Pero también hay
muchas más buenas.
El hombre que se va adelante y llora ante un celular
al ver a sus hijos sonreírle y hasta siendo más fuertes que él.
La mujer que llama a su mamá e hijo diciéndoles que
les ama y que desea que estén juntos, aunque la vida indique otras cosas para
concretarlo.
La que no va por amor y lo consigue y es bonito.
El que no cree que conseguirá un amor y se casa y es
feliz, aprendiendo a hacer otras cosas, comenzando
desde cero.
La pareja que aún con dudas, temores y con una mano
atrás y otra en la espalda y con no más sus conocimientos, algunos centavos y
mucha buena disposición, hacen de un cuarto de 4 x 4, todo un bonito hogar.
Las parejas que tienen hijos y van cimentando su
vida en otro país, sin olvidar jamás a Venezuela, de esas historias hay muchas
más y nos alegra.
Sólo tratemos que las 8 principales no se repitan en
ninguna forma.
Si no quieres a alguien sino para lo corporal, dile
y concierten. Pero no ilusiones (seas mujer u hombre).
Si están lejos, comuníquense lo normal, lo banal, lo
que sienten, el deseo. Usen las redes para la picardía sin temor, porque
quienes lo hacen en conexión real con sus vidas y con sinceridad de lo que sienten,
no pueden llamarlo ni pecado ni error, sino alternativas más allá de la distancia, para el amor.
El amor y la infidelidad jamás serán compatibles...
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