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Flores para una Dama


Sean de palabra o físicas, las flores son un mensaje hermoso y distinto según su nombre, forma, color, aroma y la intención con la cual se da.

Muchas damas las prefieren en sus jardines, calles o macetas donde se dan, considerando un pecado el que sean cortadas porque así no obtendrán más los cloroplastos que las hacen cumplir todo el proceso de fotosíntesis para darnos vida a través del oxígeno como todas las plantas, además de su candor.

Pero, ¿es acaso entonces ese argumento válido para que no se cortasen árboles para hacer libros y muebles o techos que nos llenan el existir?

Una flor vivirá poco en su jardín. Ella de seguro preferirá que su vida haya inspirado poesías, canciones, suspiros, perdones y pasiones a quedarse para que la vieran de lejos o quizás no la vieran entre tantas otras.

Una flor para otra flor

Mujer, capullo de donde emerge la esperanza, la vida, la fe y la prestancia; donde tus guiñas a lo etéreo van abriendo las puertas del cielo en vida; eres el jardín donde la vida nace, crece y se multiplica feliz.

Eres la espina que hiere al mal intencionado y dice ¡cuidado!, al distraído que va a tomarle en pro de una acción tan hermosa como es quererle tal cual es.

Aroma de paz natural, captora de aromas hermosos que de otras plantas se lograron a extraer para refrescar el ambiente, anunciar tu presencia, para cautivar y extasiar a los sentidos.

Inteligente y sensible como el girasol que sabe que de él se nutre y le acompaña en su brillo mientras esta y de noche se retroalimenta en medio de los placeres oníricos donde seguramente millones de pétalos danzarán sus canciones favoritas mientras las rosas, gladiolas y margaritas realizan un ulular pacífico que le hace mejor descansar.

El cariño es como una flor

Porque el cariño se lleva en el rojo de la sangre, ese que alguna vez tiñó a las rosas y las hizo hermosas, pícaras, seductoras y acompañantes del romance.

Es rápido y duradero como el tulipán que en pocos meses se consolida y aunque su muerte física llegará, existirá para mejor en alma, mente y corazón de quien recibe tan noble muestra de cariño.

Las gerberas son esa flor del cariño hecho hogar, donde la mujer es uno de los pilares si no el principal para sostener el techo donde se verá el fruto de su amor, llevada por la abeja obrera más feliz por la honra polinizar con ella, la flor más cariñosa y digna del vergel.

La tranquilidad de la margarita que la mujer posee es excepcional, porque te brinda su oído atento, su mirada afable, su sonrisa sincera, su hombro firme y sus palabras equilibradas para retirarte del letargo de una cotidianidad que no parece tuya, de las cuitas y de los momentos álgidos que parecen incontrolables hasta que el cariño de la mujer te brinda el sosiego que te hará calmar, sollozar, secarte las lágrimas y despertar del trance que el dolor causó, renaciendo con nuevos bríos bajo la luz de esta receptora y dadora de energía.

El cariño de la mujer tiene mucho de orquídea, porque sea cual sea su imagen, raza, o profesión u oficio, la mujer no perderá la prestancia por nadie, salvo por ella misma. Y la orquídea que se sabe tal, no querrá por sí misma perder su sitial. Inspiradora por demás, una flor excepcional.



La flor que te daría

Lirios o calas blancas, flores que son belleza entre la fealdad del entorno; que se levantan contra la adversidad, que son fuertes y delicadas a la vez, que gritan tanto amor y cariño, quiero estas flores para una dama que me signe la vida, regalar.

Si el destino me lo permitiese, la cortaría delicadamente del lugar donde ya la sembré, esperando tan solo que ese amor vehemente, divertido, formal y especial a mí se presente.

De otra forma esa flor allí se quedará y quizás con mis esperanzas…morirá. Hasta que no se sepa, no se sabrá.

Argenis Serrano - @Romantistech

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