He descubierto a todas las mañanas buscando aquel
poema,
Que al ser escrito en mi estado de WhatsApp,
discreto guardará tu nombre en su sombra.
He despojado al sol inclemente de su trono,
Llevándote a ti a ser la luz de mí esperanza,
Que hace crecer fuerte al cactus de mis emociones.
Sueño con encontrar el polen con el que nacen tus besos.
Ver en cada foto de tus redes un vestigio que me
mire,
Decirte todo lo que temo expresarte en persona.
He buscado en el ojo plateado de la noche y el
deseo,
El cabalgar seguro y decidido de tus sueños,
Y he cruzado las aguas turbias de la muerte y el pecado sin dañarme.
Busco para ti ese gran poema que aún me es invisible.
Aquel que embruje tus labios y desparrame por todo
tu ser,
El amor sincero de este hombre embelesado.
Escribo tuits que son un enjambre de emociones que
buscan tu miel.
Admiro tus imágenes y mensajes como un niño ansioso
al árbol de mangos.
He disfrazado varios te quiero en el callejón
perdido de mis palabras.
Y en el cementerio de poemas sutiles, he bailado ebrio gritando tu nombre,
Conjurando a mi locura que busca ser digno a los encantos encendidos de tu ser.
Para acampar en la llama celestial de tu mirada.
Viajando a una nueva luna hecha de diamantes,
Que no son más que los destellos de tus dientes al
sonreírme.
Me he hecho de poemas, verdades y estoicismo.
Para ofrendarte buenas cosas que mereces.
Con poemas que el conglomerado no entiende.
Pero son en clave morse, que mi corazón te ofrece.
Divago en un blog por mero capricho,
Del supremo escritor de mensajes divinos,
Que acercarme a ti no ha permitido.
Más quizá estás allí, tras una pantalla,
En una red social que por fría nos aleja cuán broma
macabra,
Como queriendo decirle a mi deseo, ¡ríndete y
calla!
Pero hasta en la más lejano dialecto o letra
ilegible,
Siempre habrá un medio para que existamos,
Entre vida diaria y la que la tecnología nos sirve,
Seguro que sí está escrito, podremos contactarnos.
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