Es lo más estoico que se puede hacer por uno mismo. El quitarse la venda de los ojos es dejar de ver lo que se quería y comenzar a ver lo que desde un principio, se debía.
Muchas veces es tarde, incluso cuando es
a tiempo. Porque la vergüenza de lo que se presentía y de manera tácita o hasta
expuesta en frente se tenía y se negaba, luchando contra la corriente, siempre
estará presente.
Más quien despierta del letargo aún es
digno de salvación. De ese tiempo sólo quedan las sonrisas obtenidas y todo
aquello en que no debe volverse a caer, salvo que de verdad quieres repetir
para corregir lo que uno hizo.
Nadie puede estar corrigiendo o
esperando la rectificación ajena de quien no desea quitarse la venda y tomar un
camino que en principio, era de dos que buscaban ser uno.
Nadie puede contra los molinos de viento
que las mentes ajenas se han formado; sólo contra las de uno mismo, de
preferencia quitarse la venda antes de que tales delirio te lleven a convalecer
y arrepentirte cuán Quijote de La Mancha y sólo quien de verdad sí te quiso, te
llore a los pies de su cama como hiciere Sancho Panza.
Quitarse la venda de una ilusión de
cientos de imaginaciones, de sueños hasta por demás bonitos, puros y sinceros
con un alguien que no puede ser, es quitarse la venda de placeres oníricos que
siguen estando danzando en la mente cuando se está despierto, llevándote a un
vuelo tan alto del cual es aparatosos el descender.
Al quitarse la venda uno comienza a
decirse cosas que no son, pero eran debidas; las promesas de no reincidir son
las más fáciles –y hasta necesarias- de romper.
Se come mejor, el sueño viene con menos
tardanza, el despertar tiene sonrisas sin falsas esperanzas y más te rinde la
labor.
Ya no sueñas con alguien que no seas tú,
que sí te quieres. Pero sabes que esos sueños bien merecen tener destino y más
adelante –quizá sí, quizá no, quién sabe- dichos sueños, realidades sean.
Ten la seguridad que tus anhelos,
suspiros, deseos, sueños, eran bonitos, como solamente pueden tener quienes
quieren de veras.
De tal manera, al quitarse la venda de los ojos en base de un
alguien que no es y no era y que insistías sentir con la mente y jamás con acciones, de
seguro verás a quien sí es, comenzando por verte a ti y lo que necesitas,
mereces y deseas.
Y si nadie voltea a verte, no te tapes
los ojos, porque quitarse la venda de las ilusiones no es ponerse la de las
desilusiones.
Abre los ojos y observa, que es un acto
más profundo que el sólo mirar. Contempla, analiza, vive, goza, sufre, llora,
cae, levántate, comprueba y sigue avanzando.
Porque el amor propio empieza, al quitarse
la venda de los ojos.
Bien! Muy bien! Felicidades.
ResponderEliminar¿Con los invidentes qué hacemos?
ResponderEliminarMe llegó...🌹
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