miércoles

Quitarse la Venda de los Ojos

 Es lo más estoico que se puede hacer por uno mismo. El quitarse la venda de los ojos es dejar de ver lo que se quería y comenzar a ver lo que desde un principio, se debía.

Muchas veces es tarde, incluso cuando es a tiempo. Porque la vergüenza de lo que se presentía y de manera tácita o hasta expuesta en frente se tenía y se negaba, luchando contra la corriente, siempre estará presente.

quitarse la venda


Más quien despierta del letargo aún es digno de salvación. De ese tiempo sólo quedan las sonrisas obtenidas y todo aquello en que no debe volverse a caer, salvo que de verdad quieres repetir para corregir lo que uno hizo.

Nadie puede estar corrigiendo o esperando la rectificación ajena de quien no desea quitarse la venda y tomar un camino que en principio, era de dos que buscaban ser uno.

Nadie puede contra los molinos de viento que las mentes ajenas se han formado; sólo contra las de uno mismo, de preferencia quitarse la venda antes de que tales delirio te lleven a convalecer y arrepentirte cuán Quijote de La Mancha y sólo quien de verdad sí te quiso, te llore a los pies de su cama como hiciere Sancho Panza.

Quitarse la venda de una ilusión de cientos de imaginaciones, de sueños hasta por demás bonitos, puros y sinceros con un alguien que no puede ser, es quitarse la venda de placeres oníricos que siguen estando danzando en la mente cuando se está despierto, llevándote a un vuelo tan alto del cual es aparatosos el descender.

Al quitarse la venda uno comienza a decirse cosas que no son, pero eran debidas; las promesas de no reincidir son las más fáciles –y hasta necesarias- de romper.

Se come mejor, el sueño viene con menos tardanza, el despertar tiene sonrisas sin falsas esperanzas y más te rinde la labor.

Ya no sueñas con alguien que no seas tú, que sí te quieres. Pero sabes que esos sueños bien merecen tener destino y más adelante –quizá sí, quizá no, quién sabe- dichos sueños, realidades sean.

Ten la seguridad que tus anhelos, suspiros, deseos, sueños, eran bonitos, como solamente pueden tener quienes quieren de veras.

De tal manera, al quitarse la venda de los ojos en base de un alguien que no es y no era y que insistías sentir con la mente y jamás con acciones, de seguro verás a quien sí es, comenzando por verte a ti y lo que necesitas, mereces y deseas.

Y si nadie voltea a verte, no te tapes los ojos, porque quitarse la venda de las ilusiones no es ponerse la de las desilusiones.

Abre los ojos y observa, que es un acto más profundo que el sólo mirar. Contempla, analiza, vive, goza, sufre, llora, cae, levántate, comprueba y sigue avanzando.

Porque el amor propio empieza, al quitarse la venda de los ojos.

Argenis Serrano

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