Permíteme hacerte una reseña sobre, ella; no juzgo, ni me ciego, ni hablo de sus virtudes sin olvidar sus errores. Sólo te hablo del conglomerado de verdades que le hacen constructora de caminos dignos de transitar, sea con ella, detrás o en solitario. Por donde ella pase, vale la pena caminar.
Ha construido su fuerza de manera
reservada, alejándose del mundo que tanto quiere estar cerca de ella, que ha
olvidado lo que es recibir una mano amiga a pesar de que ella sabe ofrecerla
tan de extraña manera que sorprende.
En una reseña siempre habrá espacio para
hacer notar su corazón herido, quizá por otros, quizá por ella misma que no ha
sabido deslindarse del temor de los errores que la vida perdona cuando se
subsanan.
Más la sonrisa ufana, la incapacidad de
odiar, el tránsito hacia sus sueños y su manera de quitarse los dolores
proferidos por quienes ella ha querido, forjan una simbiosis que ante cada
acción de dolor, la reacción inmediata es la reivindicación con quien realmente
vale: ella misma.
De una persona a veces explosiva no es
usual hacer una reseña tan positiva. Pero si eso le ha hecho ganarse puestos
justos en lo laboral y a su familia lo mejor cuidar, que cada detonación será
siempre para quitar escombros al ánimo, son aceptables.
Mira al mundo desde su perspectiva,
sabiéndose grande, pero nunca con mirada beligerante o altiva. Ve lo que le
conviene y las aristas a las cuales afrontar. Aunque en ocasiones no vea, que
en soledad no todo se puede o debe lograr.
Para ella misma no siempre lucha, porque
sabe que llegar a una cima tan alta y tan vacía será por demás aburrida. Y al
realizar una reseña sobre sus logros, ¿A quiénes se las leería o quiénes se
inspirarían si subió esa montaña en franca soledad?
Sí, hay que destacar que se liberó, que
lo que no sentía como vida sino ataduras que creaban desbalance en el vacío,
ella dejó. Pero en ocasiones hay formas diferentes de cometer el mismo error y
eso lo ha dejado bien claro, para que en vez de fallos, en su universo sólo existan
aciertos, no uno, sino que vayan de dos en dos.
Sin alejarse de lo espiritual ni dejarse
amilanar por fallos humanos ella sigue a su corazón que se la pasa bombeando no
sólo sangre, sino amor, consuelo, alegría, aventura y pasión. Quede asentado
aquí que en una reseña futura se deberá decir que ella del letargo despertó,
encontrándose en primer orden con la persona que en un extraño frenesí se le escapó:
ella misma.
Y que en la simplicidad de las cosas ella
tiene la mente puesta en crecer como persona, sin que la hostilidad, vejámenes
ni beligerancia ajena la acosen y le hagan romper su camino, que para bien o
para mal es suyo y por un cualquiera no será tapiado ni torcido.
Carácter fuerte, apasionamiento tácito,
calidez a flor de piel, estricta para romper con lo errado así le duela, como
se lee en más de una reseña de aquellas personas que a un amor inútil y
riesgoso, han defenestrado.
Ella se solaza viendo los amaneceres y
descansando en los atardeceres donde reflexiona lo hecho, maquina los pasos
para lo que debe hacer y aún hallar tiempo para los demás como por igual para
sí misma, rompiendo ataduras con las formalidades de la vida que crean ciclos
interminables de tedio y preguntas grises que ni necesidad se tiene de buscar
responder.
Apaga una luz para encender dos más; no
reniega de su pasado, pero sabe que en él no está, que al presente hay que
darle cosas nuevas porque sólo así mejor el futuro será.
Ha aprendido que nada es rosa, nada es gris,
nada es rojo o verde o blanco. Que es una policromía que a cada instante va
cambiando y son su actitud y aptitud las que van tiñendo sus momentos.
Vivió una mentira, cosa que ella no quisiera
que se supiera en una reseña así. Menos que ellas las dijo a la persona que más
le necesitaba (ella misma), hasta que al decirse las verdades que en un
principio parecen crueles o frías, resurgió al mundo con más fuerzas y bríos de
los que ya de por sí, traía, quitándose pesos muertos, propios de la mitomanía.
Les juro que hacer una reseña sobre ella
es tratar sobre una vencedora que supo bien lo que son las caídas y que nada es
tan sencillo en esta vida; que el día que el cielo reclame su presencia tendrá
el historial humano del legado de amor e hidalguía que ella misma se labró. Que
los pecados quedaron hundidos, los errores se transformaron en enseñanzas y que
brindó un legado de honra, que quedó labrado entre los que ella quería.
Y perdonen si no es una reseña convencional, de esas que las formas obligan. Pero, ¿Cómo quieren que les diga lo que a simple vista está?, que ella es una mujer tan humana, que falla y sabe acertar, que sabe y no sabe cosas, que reconoce sus omisiones y sabe que puede volver a fallar. Pero prosigue, porque está bañada de buenas acciones y correcto actuar.
Y quien falla por hacer el bien, ningún
juez en cielo y tierra le podría condenar.
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