Nenúfar,
tan tímida y
pudorosa es su naturaleza, que no siendo capaz de vivir sin ropajes al aire,
cierra los ojos y se oculta dentro del agua.
Y
su corola inmaculada deja que le adivinemos dónde y cómo está, pero no lo que
siente.
¡Que
los enamorados aprovechen del Nenúfar sus lecciones y usen como él, la
prudencia!
Los
lugares acuáticos e proporcionan un lecho de reposo, pues el Nenúfar ama el
agua corriente y limpia.
Nunca
se separa del prístino líquido al que jamás afecta, sino que más bien engalana
de manera serena, como bala que a ningún lado llevan, pero que a algunos
anfibios e insectos llevan y a muchos pececitos, pareciera que del aire,
guarecieran.
Nunca
se separa el Nenúfar del agua tranquila y esta, tampoco lejos la quiere, ya que
una compañía amable le brinda en la calma y cuando el agua se enturbia, el Nenúfar
le acompaña y parece calmarle y entenderle.
Sea
de día o de noche, en el intenso calor o la nieve, esta planta acuática estoica
y afable, contra toda adversidad, tal cual, se mantiene.
¡Y
que cosa tan extraordinaria!, el Nenúfar es como la persona que de verdad ama, pues
al ser traspasado de amor por el agua, igual quiere acompañarle, ser digno de
estar a su lado, por siempre busca suspirar por ella.
Como
todo amor verdadero, no siente temor de sucumbir ante la tormenta de un
ardiente deseo, que le devora por la sed más ardorosa, sed por más agua, que es
todo un amor que se rebosa.
¿Han
visto ustedes antes algo parecido?, ¿Estar en el agua y sentirse devorados por
la sed más ardorosa?
Si
la respuesta es sí, están diciendo de otra manera que son como el Nenúfar, el enamorado
que sabe ser y estar, adornar y aguantar, proteger y aplacar, explora y
volver ser más sereno, amar y lo mejor,
esperar.
Durante
el día, el Nenúfar abre su dorado cáliz a los rayos del sol; y cuando la noche
envuelve a la tierra y brilla en haz único sobre las aguas, estas le cobijan y
mecen en su pecho, como quien protege al guardián que extenuado, ha cuidado al
tesoro más valioso para su existencia.
Su
corola se inclina y, sumergiéndose en su medio nutricio, se retira a su nido de
verdura bajo el agua amada, volviendo allí a sus pensamientos, meditaciones,
llamados y relatos fantásticos, aunque solitarios.
Y
su cáliz, así sumergido y por encima del agua del día y de la noche, en la
lluvia y la nevada, contempla, como un ojo celestial que en las profundidades coexiste,
vigilante y en alerta, todo lo que constituye su dicha.
Los
hombres irreflexivos n nunca sanen dónde se encuentra ni sospechan siquiera su
escondida felicidad. Pero al menos, ese desconocimiento se les hace tabú y no
van a importunar al Nenúfar para que abandone a su fresca amada.
Si
acaso, algún humano o animal a otro lado le llevare, su amada agua le
acompañará por siempre, porque la simbiosis entre ambos es inevitable.
Y
si el Nenúfar le pidiere al agua que mitigara su sed, hasta en el más pequeño pensamiento
le daría de abrevar en su dulce néctar puro.
Y
si necesitar asilo, el agua amada, complaciente, extendería sus brazos para
esconderle en él.
La
vida de una persona enamorada es similar a la del Nenúfar, ya que su vida se
liga y entrecruza y la duración de su felicidad siempre significará estar al
lado u honrando la sagrada memoria de su amada.
Los
pequeños y grandes vaivenes, las cosas de dentro y de fuera, en fin, nada les
hace pensar en separarse. Aprendieron a vivir en un ecosistema de amor que todo
lo enfrenta, lo discute y lo resuelve.
El
Nenúfar logra su mayor grado de excelencia gracias al agua amada y gracias a
sus fallas, aprendizajes mutuos y cualidades, ambos tienen nuevas y mejores
virtudes.
Tan
tímida y poderosa es la naturaleza del Nenúfar, que no es capaz de exhibirse
del todo, porque es humilde y se esconde.
Pero
quien sabe buscarle, ganarle y se muestra tal cual es, se hace digno de su
corola y cáliz que velará por su existencia, así como el agua amada, ambos lo
mejor del mundo, juntos podrán tener.
Argenis Serrano – 27 de Enero de 2022
P.D.:
Estos
cantares participaron en un concurso sobre amor y flores. Fue descalificado ya
que el jurado consideró que por la zona en la que habito y la edad, se
dificultaba creer que fuese una de mis tres plantas favoritas.
Hoy, dejo este escrito alegórico en mi blog
romántico, con la frente muy en alto, la convicción de que esta es mi tercera
planta favorita y el cariño por escribir, por siempre vivo. Espero que a
ustedes les guste leerlo, porque son precisamente ustedes, mi premio real como
escritor y amigo.
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