A diferencia de la acuarela, los colores de la gente de bien jamás se llegan a disolver, ni con la más torrencial lluvia, ni con el pesar más grande del mundo.
Los niños son los colores primarios, esos que nos
pintan el mundo de esperanza, reconciliación, optimismo y dan un brillo inmenso
a nuestras almas, energía pura que crece cada día, siendo más y más amor.
Hasta los animales, de los cuales se dice que ven al
mundo todo en gris, ven el color de la vida en la sonrisa de sus padres
humanos, en otros animales con los que juguetean, en los niños que protegen y
en el hogar que hacen suyo.
No existen colores secundarios, porque todos nos
pintan la vida. Comer una Ensalada Rusa Original tan colorida, acompañada del
aderezo de la persona amada que en cada probada emite destellos de satisfacción
que pintan un futuro promisorio, de dos personas que se hacen uno y luego,
familia.
Son los colores cálidos de un hogar propio, donde
cada cosa armoniza con los sueños y las posibilidades; que fue pintado en
empeño y armonía con tu personalidad y tu carisma.
Los colores fríos son aquellos que reflejan esos
necesarios inviernos de la vida. Llenos de nostalgia y de momentos que no
volverán, pero que pintaron sonrisas eternas como la de la Mona Lisa.
Cuando se ven los colores del arcoíris, se imagina
un tesoro al final del mismo. Pero sólo las mentes abiertas entienden que el
tesoro es contemplar esa maravilla que nos recompensa y que indica que por más
que se presenten las nubes negras, la vida volverá a brillarnos y nuestras
almas serán un prisma, para el camino propio y de quienes queremos.
Todos los colores son alegres, incluso el negro,
gris o marrón; porque saben combinarse, ser elegante, acompañarte en tus
mejores momentos y nunca le restan a la vida su emoción.
Porque el óleo de la vida es aquel sudor, lágrimas y
sangre que damos metafóricamente a nuestros laboriosos instantes, para así
crear esos cuadros deslumbrantes donde todos los que queremos son los
personajes vivos que anhelamos en esta obra de arte llamada, la existencia misma.
Buscamos siempre los colores más bonitos para pintar
una casa por fuera o para el maquillaje personal. Pero la sonrisa, la actitud, la
abnegación, el coraje, la equidad, la prestancia y el cariño verdadero, son las
tinturas reales que engalanarán todo lugar y todo instante en el que estemos.
Pinta tu cabello del color que sea, vístete con
todos los colores habidos y por haber, usa los accesorios o prendas más
vistosos, en colores claros, oscuros o pastel.
Pero siempre será el color de tus intenciones, el
color de tu alma, lo policromático de tus sentimientos y tu observación del
valor de cada color en derredor, los que lograrán pintar un futuro real a quien ames, empezando por ti.
Y jamás serás un cuadro solo, ni una casa vacía
pintada para nadie, ni un mero bosquejo a lápiz. Serás ese mundo de colores
donde lo que sueñas, lo harás una meta.
Y esa colorida meta será un proyecto nuevo y una
continuidad eterna, donde cada paso que des, sea la témpera que a otros toque
en su lienzo personal y te libre de la oscuridad abyecta donde los colores
caídos y mal mezclados, quisieron de ti, subsistir.
Gracias por pintar mi mundo, con los colores de tu
lectura y el esmalte de tu sonrisa, que es como la Navidad, que pinta un año
nuevo de dulzor y mejores vibras.
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