miércoles

Halcón Peregrino

El halcón peregrino es una hermosa y nunca bien ponderada ave que nos observa desde un punto insospechado mucho antes de lo que nosotros logramos verle y sentirle, hasta que realiza sus proezas de supervivencia portentosa. 

Y si pudiésemos observar a estas imponentes aves oviparas desde su punto de vista y sus características ya harto descritas por muchos autores, para así traducir su sentir en palabras humanas, ¿Qué diría?, ¿Creen ustedes que sería algo así como en este texto?

halcón peregrino


El Halcón Peregrino

Ciertamente que soy taciturno y en algunas ocasiones, pareciera que soy sombrío. Pero sólo soy ese que se aparta del tumulto, para ver el todo.

Soy el halcón peregrino, ese que no puede ser como el ruiseñor que con su canto incesante arrulla a algunos, hipnotiza a otros e incomoda a los envidiosos.

Pero a su vez soy aquel que no posee intemperancia en su lengua y por ende, no soy siempre el imán de mis desgracias.

Cuando mi pico abro, soy el sonido del logro y no del aviso de lo que haré y que termine alertando a mis rivales o despertando envidias que me estorben.

La norma del halcón peregrino es guardar las reglas del silencio y la discreción de mi lengua, un mérito que va más allá de mi vista, vuelo y velocidad.

Esa es la manera más cercana a aquella perfección que el hombre busca y que muchas veces daña cuando emite sonidos ante quienes no son dignos de oírlos; y también cuando los calla ante quienes verdaderamente le han demostrado amor, honor y prestigio.

El cautiverio físico y mental es mi ruina y por ende mi némesis radical; hago libres entonces mis pensamientos con acciones que terminan asombrando a los que sí tienen una jaula dentro de su corazón y un escaso comedero de emociones en sus corazones.

Al halcón peregrino no se le puede ver llorando desconsolado al pasado, aunque lo reviva gratamente por ser lo justo, porque en él ha estado y su hoy, dichos tiempos de otrora le han formado.

Me instruyo hasta en el más corto de los vuelos, porque no minimizo nada de mi vida; cada encuentro con los espacios que surco son de puro provecho, donde mi querer, imaginación y rendimiento, me hacen más sabio y un halcón peregrino fresco y nuevo.

Es de esta manera que los buenos entendedores terminan queriéndome y los que sí son humildes, respetándome y entrando en una sana comunión conmigo.

Me hago respetar sin esa esencia de duda y de miedo que tienen los traidores o ejecutantes del yoísmo. Soy lo que soy, tan magistral como mi vuelo.

Nunca he marchado con petulancia en los árboles más altos o en el más humilde suelo; no ataco para ganar sino que me defiendo del mundo cuando éste se pone a la defensiva y me insta a sobrevivir.

No me quejo de los males que tenga que soportar, porque en mi silencio, tránsito y hasta en el más corto de mis reposos, me estoy reformulando para solucionar. Y cuando lo hago, es en silencio. Ya mis éxitos por sí solos me antecederán y trompetas del alto cielo al que surco, por sí mismos sonarán.

Con el tiempo he madurado, sin dejar de ser el halcón peregrino que una vez fue polluelo y un luego un joven incontenible y audaz.

Todo un amasijo de sentimientos, palabras y acciones en mi ser han de explotar, más con mi majestuoso plumaje bien que las he de amalgamar.

Hago que aquellos que se sienten reyes me admiren por lo que soy y de dónde vengo, terminando de ser ellos quienes me sirven a mí.

Lo de rapaz es un nombre de los hombres, yo me siento más bien un sagaz que usa lo que tiene para sí y para los suyos y para el ciclo y orden natural de la vida, bien continuar.

Quien me crea su enemigo, que se vea a sí mismo, porque mi mirada está para ver el total de las cosas verdaderamente útiles y nobles de la existencia misma.

Y no para ver a quienes desgastan su vida, palabras y emociones para fingir su dignidad. La humidad no es creerse ni aislarse, la humidad siempre es y será el portarse como se es en su verdadera naturaleza.

Ser un halcón peregrino, es sorprender, hacer y mostrar un orgullo que hasta el mismo Altísimo puede tolerar, mostrándose vertical en su corto, largo, temporal o duradero, peregrinar.

Argenis Serrano

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