¡Vamos
ya, velero mío!,
es
hora de salir al nuevo mundo
y
dejar atrás los pesares.
Quiero
perder la noción de una tierra vacía de amores, marcando distancia.
Es
mejor navegar en un mar de tiburones, que en un suelo de serpientes y sinsabores.
Para
ello hay que izar velas y que los vientos susurrantes, te guíen.
Aventurarse
es bueno, cuando se tiene plan y un deseo fervoroso de superarse.
En
ti mi velero, estarán los momentos de sol como apoyo en mi cruzada.
Y
en las noches, bajo una frazada segura, en ti
de seguro nada me sucederá.
Porque
tú y yo estamos construidos para ser uno, cosa que antes no sabíamos.
Pero
ya que estamos, no nos podemos abandonar, sino querernos.
Cada
puerto será una aventura juntos; no habrá tempestad mayor a nosotros.
Si
el mar se convulsiona, nos estabilizaremos a como podamos.
Y
cuando se calme tanto que el viento no sople, aunque no sea lógico, por ti,
remaré.
Somos
uno en dos, velero mío, porque ambos nos necesitábamos desde siempre.
Tú
para mantenerme a flote y yo para ayudarte a jamás encallar.
Cuando
en lontananza nos miren, notarán que realmente somos uno.
Ninguno
es mejor ni está sobre el otro, porque la pasión nos ha fusionado.
Mi
velero, quiero estar contigo y darle más colores al azul del mar.
Te
necesito y siento que tú a mí, aunque lo quisieras negar.
Vamos
a zarpar, navegar, conocer nuevas tierras y gentes, unidos.
Oigamos
la canción de las ballenas y veamos a los delfines revolotear a nuestro lado.
Es
la hora mi velero, que seamos dueños del mundo que se nos negaba.
Permíteme
ser el capitán del destino y tú, el velero de mi alma.
Retocemos
en el agua, gocemos de nuevas tierras, miremos miles de nubes.
Es
el momento de decirnos todo lo que sentimos, velero mío.
Porque
el mar es tan grande como el amor y eso nos está apurando.
Ya
que al decirnos lo que sentimos y necesitamos con tiempo.
Zarpamos
con buen oleaje y de por vida, tranquilos y aventureros, ¡Triunfamos!
Mi
velero, es hora de hablar, que la mar nos espera…
No hay comentarios:
Publicar un comentario