Tu
giro hipnótico atrae y hace que se gaste hasta el último centavo, sin disgusto
y de manera resignada; sé que ese es tu secreto, rueda de la fortuna.
Y
sabiéndolo, me sigo atreviendo a la apuesta de mi vida.
Espero
que en los colores dorados, donde están los nombres del AMOR, FORTUNA, VIAJES,
TRANQUILIDAD, SEGURIDAD, SALUD, AVENTURAS, caigas una y otra vez.
¿Qué
le voy a hacer?, soy humano, algo anárquico, pero lógico, porque siempre espero
lo mejor, preparado para lo peor.
Ni
modo que venga a ti, rueda de la fortuna, para desear que en el fin de tu giro
caigas en SOLEDAD, INSOLVENCIA, TRISTEZA, DESASOSIEGO, INTRANQUILIDAD, PRESIÓN,
DOLOR, porque nadie en sus cabales así lo desearía.
Más
tú, te diviertes de manera sardónica, cayendo en ellos.
Otras
veces, tu marca indica que caímos en un punto nulo, ese en que no existe el mal
ni el bien, ni se avanza, ni se retrocede. NEUTRALIDAD, le llaman.
Es
difícil decir lo que se siente, pero quizá tú nos haces caer allí una y otra vez,
para que sigamos tentando a la suerte contigo.
Y
te sé otro secreto. Distraes con tus vueltas y suspenso a aquellos que olvidan
que hay un poder más grande que tú: LA ACCIÓN.
Esa
con la que realmente hacemos nuestra propia suerte, que quizá no sea toda la
que merecemos, pero sí aquella que necesitamos.
Y
cuando a nuestros cabales volvemos, sabiendo que la apuesta de la vida es un
constante y armonioso hacer para ser y ser para hacer, nos deleitamos viendo al
mundo.
¿Sabes
desde dónde?, ¡Desde una rueda de la fortuna!, esa noria que en un parque de atracciones nos
lleva a ver las vueltas que da la existencia, alegoría bufonesca del subir y
bajar, el alto vuelo para descender.
En
su cenit vemos aquella fiesta de colores que revisten al planeta en su tan necesario lado de feria y jolgorio, que se premia a
sí mismo luego de una larga jornada, con la plata bien ganada, con la suerte de
vivir a flor de piel.
A
esa apuesta de luchar y sonreír con lo bien ganado es que le quiero meter todo lo
que tengo. Porque siempre será seguro, siempre ganaré en el transcurrir del
tiempo.
Rueda
de la Fortuna, sigue girando para divertir, pero nunca para retenerme. Yo gané
en el preciso instante en que entendí, que todo sabe mejor, cuando se gana con
el sudor de mi frente.
Alguna
vez, por mera diversión y sin necesidad, te girará. Para ver qué me das; si
algo para engañarme, si algo para demostrar tu rencor porque no me pudiste
seducir o un premio porque te viste por mi dignidad, derrotada.
Puedo
convivir contigo, rueda de la fortuna, ¿Podrás acaso tú hacer lo mismo?
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