Sí el amor y el interés son de uno para con el otro, en los valores y necesidades, la pasión y las atenciones, el saber y en el hacer sentir, son una dupla excepcional.
Más vivimos en un mundo donde lo anterior es cursi, poco común, en vías de ser una utopía y con visos de irrelevancia por quienes manifiestan amor a lo que no aporta e interés en su conveniencia.
Si una pareja que sabe lo que es estar unida en bien y mal, adquiere una propiedad en los remates bancarios y la toma como nueva, su sueño en otra forma, el lugar donde crecerán ellos y sus hijos y, en fin, todo lo que significa un hogar, esa pareja está manifestando respeto por lo que tienen y lo que pueden hacer para mejorarlo. Ese es un trabajo de amor.
Ahora, si una de las partes pone peros e incluso, se aleja porque no le dieron un lugar de lujo para vivir, dejando a un lado al amor, la modestia, la creatividad para brindarle a esa propiedad la identidad que quieren, ese interés s nada más por aparentar sin el menor de los esfuerzos.
El amor y el interés
Esa persona que pide que le pagues todo e ir a los lugares que quiere, de la manera que quiere y el tiempo que desea, no sabe qué es el amor, pero sí le mueve un snob interés.
Cuando no recibes ni un detalle de su parte (salvo que le des dinero para que te lo compre o como para crear una especie de reflejo condicionado a sus mezquinas necesidades), esa persona no muestra el amor y el interés es en nada más recibir.
El amor y el interés se demuestran incluso de manera silente, con sorpresas que aunque sean pequeñas, van sumando días y experiencias de vida. Si sacas cuentas y no tienes más que cuentos unilaterales donde sólo una parte de la pareja goza todo, es hora de abrir los ojos, porque el desplante futuro es la única sorpresa que bien te va a proferir.
¿Cuánto dinero ganas, qué lugares frecuentas, con qué ropa de marca vistes, qué vehículo tienes?, si esas son las preguntas y el control y de donde parten sus sugerencias para obtener besos, abrazos, compañía, consuelo y pasión, el amor y el interés no es hacia quién eres y puedes ser, sino a lo que tienes y le vas a dar.
El amor y el interés real
Quizá sea cursi y una utopía, pero el amor y el interés es esa amalgama que protege a una mujer u hombre y le brinda autocuidados al mejorarle su forma de ser y su forma de sentir.
Se desprende de las cosas materiales y a su vez, las sabe dar con tinos.
Crea experiencias, momentos, atenciones, incluso cuando la otra parte no sabe que las necesita.
Al amor y el interés de verdad recompone sin dudar, hace más fuerte los lazos del amor y la amistad, sea para una pareja, una vecina, compañero o familiar.
Es netamente bidireccional. No da para recibir y a su vez, cuando da y recibe, siente que el equilibrio está más en lo que se siente y piensa que en el acto.
El amor y el interés real se demuestran estando pendientes de las fechas y momentos especiales, esos que son parte de la rúbrica de la existencia y que son mejores al ser convalidados por la presencia y emociones de las personas que a tu vida recomponen.
Si sólo te gusta o te enfocas en recibir y nunca en dar, llegará el momento en que nada tendrás, porque en vez de sembrar compañía, cariño y buena voluntad, sembraste una distancia que se hace inexpugnable porque nadie que se quiera y respete a sí mismo, va a querer atravesar.
El verdadero amor está libre de la necesidad de sentirse
único o del interés en que le alaben, tan sólo por no dejar.
Cuando hay amor, hay más interés que el propio, hay un sentimiento compartido y bien equilibrado que no deja de crecer si por ambos es nutrido y bien balanceado.
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