martes

Por eso me Alejé de Ti...

Por eso me alejé de ti, por no poder decirte lo que siento, ya que un rotundo no se cierne como un hacha en manos del verdugo que espera la orden para terminar con todo para siempre.

 

Debido a las mentiras que olían a excusas para evitar negarme la oportunidad y que me abofetearon al enterarme, cuando la honestidad –que dolorosa es- es mucho más magnánima que una recurrente mitomanía.

 

Por las exigencias que superaban a la discreción, cuando ambos predicamos la libertad y confianza en ambos y mucho más, en quienes somos. Ir más allá del pudor y pisar los terrenos del esconderme de tu entorno, no avizoraban cosas buenas.

 

Cambiaste, sí, para bien. Y no por eso me alejé de ti, sino porque no me diste cabida, porque mi manera de ser, que mala no es, igual no coincide con tu nueva realidad.

 

Simplemente decidiste desaparecer porque tu mundo de colores discrepa del mío, quizá por matices que no hay en tu paleta o por los trazos del mundo ideal de amor que disímiles son.

 

Mi actitud y aptitudes no engranaban con las tuyas y obviamente no podríamos hacer andar al amor. Por eso me alejé de ti, porque sabía que tu motor de amor infinito, debía cuadrar en el alma de pareja que lograste encontrar.

 

Hubo lejanía desde un principio, cuando todo era diáfano, enfático, atrevido y quizá, pragmático. Y cuando quise más, tú no quisiste; cuando quisiste más, yo no supe qué darte, porque tú tampoco lo sabías. Pero sé que ya lo sabes y esa es la vereda de la propia felicidad.

 

Por eso me alejé de ti, porque los reproches no son lo mío, incluso cuando estas palabras caminan en esa delgada cuerda que podría en una palabra, romperse. Y cuando se reprocha, es que no se congenia y lo mejor es, volver atrás y recomenzar.

 

Me alegra decir que de ti no existió una lejanía que me avergüenza decir, porque la conocí de otra persona. La de lo material y lo físico. No por eso me alejé de ti y me reconforta, ya que no eres como otras que sólo piensan en el dinero, la galanura y el carro, como los únicos poderes que hay.

por eso me alejé de ti
 

De quien hay que alejarse es de quien está perennemente a la defensiva, cuando no se le está atacando. Porque hasta sin querer siempre te está probando y en eso, se nos va la vida.

 

Demasiada tranquilidad no es buena, demasiado hablar, agota. El justo balance para el ser y estar, el sentir y el razonar, que tanto me hacían falta, lamentablemente lo dejé de hallar.

 

Por eso me alejé de ti, porque la realidad es que nos estábamos haciendo fugaces. Ya ni una llamada ni un mensaje había tiempo de llegar o responder. El aburrimiento y la intranquilidad, comenzaron así a aparecer.

 

¿Dónde estás?, no sé ni consigo cómo hallarte. Es como sí La Tierra te hubiere tragado. Por eso me alejé de ti, porque pusiste a un planeta entre nosotros y aunque me duela, debo respetar lo que hagas, piensas y sientes.

 

Por eso me alejé de ti un tiempo, para recomponerme del dolor de no amarnos. Y así reiniciar lo que comenzó como una gran amistad que aún persiste, incluso cuando tengo que rescatar a ese enamorado en mí, que cuando sabe de ti, simplemente casi que se muere.

Lo que no comenzó, no puede existir, salvo en la imaginación.

Aquello que se intentó y no se completó, debe quedarse sólo como conocimiento.

La cercanía de oír el sentir y saber de lo secreto a guardar, son momentos que a la tumba con nosotros han de llegar.

Sí se arruinó por banalidades, es que faltó espada, escudo y plan para por ello, luchar hasta rescatar y felices juntos estar.

Que el recuerdo de un nunca, que logramos esbozar, nos consuele hasta que llegue quien debe llegar o hasta que la resignación se asuma, sin que sea signo de perder la dignidad.

Por eso me alejé de ti, para que no tengas que rechazarme y que nada te salga mal.

Por eso me alejé de ti, porque yo también merezco a mi existencia, restaurar.

 

Argenis Serrano 

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