¿De
qué sirve un teléfono con saldo, si no se tiene con quién hablar?
Porque
el sentido de este medio, es que haya un emisor y un receptor.
Que
haya pues, un tú... y yo.
Siempre existe para todos nosotros la gran opción de llamar a un numero linea erotica y que allí te digan no lo que quieres escuchar, sino lo que necesitas.
Que
esas conversaciones te sublimen, te eleven, te tengan como a un rey y te den
sosiego en un mundo que lo que hace es cansar y cansar.
Esas
palabras dulces son sentidas, incluso cuando haya que pagarlas.
Pero,
sí al dinero no se le da el brillo y uso que merece, ¿De qué sirve tenerlo?
Es
como almacenar sentimientos e ilusiones: francamente dañino, altamente
mezquino.
Siempre
necesitamos con quien hablar; no importa la época o el método, una conversación
antes de acostarnos, te quita el fardo del día y atrae los dulces sueños.
Antes
de tomar una gran decisión, sea positiva o negativa, el tener con quien hablar
puede ayudar a inclinar la balanza.
Hablar
con uno mismo está bien, porque el libre albedrío y la decisión adecuada, privará por
siempre.
Pero
no podemos estar detenidos en nosotros mismos como nuestros defensores por
siempre.
El
que se defiende a sí mismo, tiene a un tonto por cliente y a un loco por
defensor.
Hablamos
con nosotros y nos decimos lo que nos complace, incluso a sabiendas de que la
decisión tiene la fórmula completa de un error.
Tener
con quien hablar puede secar lagrimas a distancia y sacar sonrisas de la misma
manera.
Así
sea por mensaje de voz o videollamada, requerimos una palabra afable o cruda
que nos saque de la zona de confort.
Traernos
al mundo real es la razón y deber de toda amistad, sin importar dónde se
encuentre.
Que
no nos remuerda la conciencia de haber negado una llamada, cuando nuestra
amistad, familia, compañera o amor necesitó con quien hablar.
Y
cuando su silencio esté haciendo más ruido de lo necesario, olvidar el orgullo
o la errónea pseudo-necesidad de que el otro ha de dar obligatoriamente el primer paso.
Una
llamada no cuesta nada, y puede valer todo.
Así
como es importante el contacto personal, el sosiego de una llamada, puede a una
vida mejorar.
La
picardía, la tosquedad, el rigor disciplinario y la simple escucha, son algunas
de las muchas formas de querer.
Sí
estamos todo el día con el teléfono en la mano, ¿Por qué no buscar con quién
hablar?
Cuando
le tengamos, no le dejemos ir. Porque cuando no hay nadie, aunque el teléfono
tenga muchas aplicaciones o recursos, pues...
...Al
poder de una voz aliada, jamás lo podrá emular.
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