martes

Horóscopo...

Leí el horóscopo, y en cada signo, estaba mí entorno, ese que me pide que mejore, que me levante, que te olvide.

Quizás estoy delirando o quizás me piden imposibles. Realmente no lo sé.

En el horoscopo de hoy  supe que elemento fuego, es formidable y se deja guiar por la luna. Ambos son las luces del viajero, de quien puede llegar a temer, de quien está en vigilia de qué sé yo, de quien sabe que la espérala noche más fría, será premiado con un nuevo y mejor amanecer.

Me habla de energía que debo canalizar con mi propia dinámica, esa que llegué a perder ensimismado, abatido por ese rotundo no que le diste a mí amor, porque sigues esperando a un hombre que supla a un viejo amor del cual no hablas con la voz, pero que tu mirada y suspiro, no callan.

Aquel, cuyo horóscopo quizá sea siempre el de volverse a reconstruirse, luego de perderte, por su culpa, por la tuya, por la de ambos. No importa, lo que ocurrió fue lo doloroso, la separación.

¿Vez que siempre te comprendí?, porque tu dolor era mío. Aunque lo que jamás entendí, cegado por el amor, era que tu reconstrucción tenía muchos ladrillos, muchas tejas y estaba rodeado por la luz de muchas estrellas, pero en ello, no me encontraba yo como un pilar, sino, alegóricamente, como quien te ayudó a cargar los materiales.

¡Nunca debe tener premio el que tiene un interés oculto, incluso cuando el mismo es estar profunda y sinceramente enamorado!

Al menos, eso es lo que me parece y el horóscopo me lo corrobora, al decirme que la espontaneidad sin mesura y equilibrio, resulta una total falta de tacto social y las consecuencias son amargas, incluso para las intenciones más dulces.

El horóscopo me alivia diciendo que hay posibilidades de cambio. Y la imagen ante el espejo también me lo dice a gritos, ordenándome que alga de ese letargo que fue la ilusión de algo serio contigo.

¿Arrepentirme?, para nada, ni de poner mi mirada en ti, ni de decirte lo que sentía, ni ser bueno contigo –y lo fui hasta por encima del enamoramiento, como lo es un verdadero hombre que es a la par, todo un caballero-.

Uno no se arrepiente de lo que te enseña, incluso cuando la letra entra con sangre y lágrimas. Son los resultados los que pueden ser amargos sí uno no pone de su parte.

horóscopo

La gente resentida, odiosa, vulgar y vengativa surge por la inmadurez de no tolerar aquello que es decisión de los demás, no de ellos.

Y les molesta que se les diga un no o se le reajusten los planes. Lo autocrático no sirve en ningún punto de la vida social, mucho peor es sí se usa en el predio del amor, porque no es más que falsedad.

Leyendo el horóscopo reflexione sobre tantas cosas, no por lo que él allí dijera, sino por esas palabras que podía hilvanar con la cordura y la bondad.

Poner los pies en la tierra y aceptar las decisiones ajenas y no cambiar en la manera de ser para con esa persona, es la forma más elevada de madurez. Y una manera de demostrar que lo tuyo, fue amor verdadero.

Lo muestran los divorciados que son amigos, los exnovios que apoyan a sus exparejas, los que tuvieron flirteos y la vida no les unió en amor, pero siguen en contacto y pensando sólo en el bienestar del otro.

Esa es la parte sentimental que cada quien busca en  una predicción astrológica por su signo del zodiaco. No que te adivinen de quién te vas a enamorar, sino qué tan preparado estas tú para enfrentar al amor y al desamor.

Sí estuve de capa caída, ya no lo recuerdo, por el mero hecho de que en eso no quiero ni me da nota ponerme a pensar. Me he levantado y eso, es netamente lo esencial

Leeré el horóscopo para guiarme en aquellos ítems que la mente no me logra ubicar o que mí propia esencia anárquica humana, por mera conveniencia a cierto tipo de pensamiento equitativo me quiera llevar.

Lo usaré como filosofía, patrón, conseja. Porque mi libre albedrío es lo que realmente debe imperar.

La astrología es el estudio de designios de estrellas y planetas, constelaciones y arcanos que buscan a nuestras vidas iluminar.

No nos van a decir qué hacer, porque no son nuestras dueñas. Así como nosotros no somos dueños de las decisiones que toman los demás.

Más, como todos nos vemos afectados o beneficiados por las mismas, debemos propulsar que el buen vivir sea parte del balance y armonía.

Porque si no nos preparamos para recibir al amor y cuidarlo, de seguro que lo vamos a desperdiciar y terminaremos llorándolo, como me ocurrió a mí, como te ocurrió a ti y como a muchos, tristemente, les ocurrió u ocurrirá.

Lo que vale es ser dueños de nuestro propio destino y nuestro buen corazón por una tristeza, amargarlo y llevarlo hacia la oscuridad.

En muchas cosas, momentos y personas hay respuestas; hoy las encontré en un horóscopo, quizá mañana, en la mirada de alguien, que a su vida me deje entrar.

Argenis Serrano 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares