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Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris

De todas las sentencias en latín que existen, salvo la de “dura lex, se lex”, podríamos decir que Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris es la que más puede marcar la ética, cívica y destino de todo ser humano.

En ella, la acción y reacción se conjugan, haciendo que nuestra alma, mente, cuerpo y corazón se conjuguen y enfilen a hacer lo debido, so pena de que ello le pese de por vida.

Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris, significa en español: Espera de otro lo que tú le hayas hecho a alguien. Y no es una amenaza, es la causa y efecto de nuestras acciones.

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Es así como somos garantes de que la vida nos retorne un poco de aquello que hayamos dado y, nunca de los jamases, tal cual como esperamos, pero siempre, como nos convendrá.

Porque la vida es sabia, aunque nos parezca injusta. Y, para retribuirle, debemos aplicar la sabiduría de Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris teniendo claro que somos lo que hacemos y lo que damos.

Quien hace el mal, aunque sea circunstancial alguna reprimenda obtendrá de la vida. Lo único que se puede esperar es que sea en el justo grado de lo hecho.

Quien es indiferente, obtendrá lo mismo de la vida. Y, aunque finja, sabrá que le queda un vacío en su ser que por sí mismo, dejó que se diluyese.

Quien hace el bien esperando que se le retribuya, es propenso a grandes decepciones, porque sus acciones están recubiertas de intenciones banales.

Las personas que hacen el bien, porque saben que aplicar el Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris es lo correcto, terminan siendo recompensadas y salvadas, cuando más lo necesitan.

No es una competencia ni una inversión para sacar réditos a futuros; cada acto debe ser lo más desinteresado posible, salvo el interés del bienestar y sonrisas.

Quien da de lo que tiene, en vez de lo que le sobra, está dando más de lo debido. Y el primer pago que recibe es esa inefable sensación de cumplirle al destino, sus valores, su esencia y libre albedrío.

Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris es amor propio en cuerpo ajeno. Es la frecuente que jamás deja de activarse y que se puede o no percibir.

Vuela y se sitúa en nuestro entorno, incluso cuando no vemos, olemos, oímos o conversamos; simplemente se presenta y repercute en nuestras vidas.

Dicha repercusión es positiva o negativa en la debida proporción a quienes seamos nosotros.

Nos aleja de graves consecuencias, desavenencias y desapegos indebidos. Nos acerca a personas, momentos y cosas que sobresaltan y honran a nuestros sentidos.

Jamás dejará de llegar ese alguien que te haga entender que todo el bien que hiciste, valió la pena.

Pero, ojo, tampoco dejará de llegar quien te haga entender que todo el mal o indiferencia o bien condicionado que hiciste, tiene consecuencias.

En el árbol del bien y el mal que está dándonos sombra, tú eres el que decide sí te cobijas con él o lo talas.

Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris, nunca lo olvides, nuca lo dudes, alégrate con esperanza en base a tu esencia y actitud hacia el bien y la justicia.

Pero, Ab Alio Spectes Alteri Quod Feceris, asústate y ríndete, porque no hay duda de que pagarás en esta vida de forma alguna, sí algún mal hiciste.

La rendición, la confesión, la redención, solucionar y no volver a decaer, son atenuantes, sí.

Pero es bueno evitarlos del todo, tan solo recordando y sin duda o excusa alguna: ESPERA DE OTRO LO QUE TÚ LE HAYAS HECHO A ALGUIEN.

E incluso ese otro, puede ser tu conciencia, la cual jamás podrás acallar sí hiciste mal y no te redimes y te dará una música de paz, cuando hiciste bien, sin importar el qué dirán o esperando recompensa alguna.

Argenis Serrano

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