Aburrido de las mismas cosas, mi alma se arrastra como un viejo reloj en
su monotonía. Las rutinas se enredan en mis
pensamientos, y la falta de flujo me atrapa en un abismo de desinterés.
Necesito novedad, un soplo de aire fresco que reviva a
mi espíritu anti monotonía.
Aburrido de las mismas cosas, camino por senderos conocidos, sintiendo el peso de la monotonía sobre mis hombros.
El
paisaje que una vez fue fresco y vivo, ahora parece desvanecerse en la grisura
de la rutina.
Varias palabras vacías resuenan
en mi mente, como ecos sin eco, repitiendo las mismas historias una y otra vez.
Las horas se deslizan como arena entre mis dedos, y la repetición constante me ahoga.
¿Dónde está la chispa que encendía mis días? Quizás se perdió en algún rincón olvidado, o tal vez la dejé
escapar sin darme cuenta.
Anhelo la chispa de lo nuevo, la emoción del
descubrimiento, el vértigo de lo desconocido. Ansío romper las cadenas
invisibles que me atan a lo predecible, a lo seguro, a lo cómodo.
Quiero
explorar los límites de mi propia existencia, desafiar las fronteras de lo establecido, buscar horizontes
inexplorados.
La necesidad de cambio me empuja, como un viento
que agita las hojas secas en otoño. Quiero redefinir nuevos caminos,
descubrir horizontes inexplorados.
El aburrimiento es un recordatorio de que la vida es demasiado corta para quedarse en la zona de confort.
Me canso de las máscaras que visto para
encajar, de los roles predefinidos que me aprisionan, de las respuestas
automáticas que repito sin cuestionar.
Quiero
ser la tormenta que agita el mar en calma, el fuego que purifica lo viejo, la luz que ilumina lo
oscuro.
Aburrido de las mismas cosas, decido romper el
molde, abrir las alas, volar hacia lo desconocido. Buscaré la frescura en lo
inexplorado, la pasión en lo prohibido, la verdad en lo oculto.
Porque
la vida no espera a los conformistas, sino a aquellos que se atreven a desafiarla, a sentir, a
vivir en cada suspiro, en cada latido, en cada sueño sin límites.
Así que me levantaré, buscaré la energía que me haga
sentir vivo. Asumiré retos, aprenderé cosas nuevas, y dejaré atrás
la monotonía.
Seguro estoy que el aburrimiento
no es más que una señal de que necesito cambiar el rumbo y encontrar la
pasión que me haga vibrar.
Es la manera indicada que el caído se levanta con más ímpetu, bríos y mejores planes.
Olvidando lo repetitivo del rechazo que brindan otras personas a mis
nobles intenciones, recordando que la
opinión válida son mis decisiones, si las controlo; y éstas me terminarán
haciendo bien si son tan sentidas como pensadas.
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