Hay quien dirá que es absurdo apostar por una
persona. Quizá sí se está obnubilado por los vapores del enamoramiento sea una
realidad. Pero cuando la persona demuestra integridad, sensatez, belleza
espiritual y conciencia colectiva, que está por encima de las banales
tentaciones y sabe errar y enmendarse como un humano correcto, esa persona vale
el todo por el todo. Es tu caso, por ello me
la juego por ti.
Una apuesta segura y con el mayor premio posible,
como sí jugase yo en alguno de los top casinos online que son seguros y fiables; es depositar mis mayores valores:
fe, esperanza, confianza, claridad, ética y verlos multiplicados al saber que
tu sola esencia e integridad, son el atractivo real por el cual vale
entrecruzar una vida y seguir por la senda de la misma, siendo el más
afortunado de los hombres.
En el juego de la vida, existimos quienes decidimos
apostarlo todo por un amor verdadero. Arriesgar el corazón, sueños y hasta su
propia existencia en busca de la dicha que sólo el amor auténtico puede brindar.
Lanzarme al abismo de lo desconocido, desafiando al destino y desafiándome a mí mismo en un acto de valentía y entrega sin límites; confiado en que me la juego por ti y que en el fondo encontraré algo mágico que detendrá mi caída, me rescatará de mi osadía y me brindará una oportunidad enorme…contigo.
Porque en un camino incierto y lleno de obstáculos, quienes nos la jugamos
encontramos la fuerza para seguir adelante, la esperanza para superar cualquier
adversidad y la pasión que enciende nuestras almas; ese porqué o chispa divina
que te explica el motivo de estar en este mundo, en este momento y lugar.
No importa si el destino no nos sonríe tal cual esbozamos en nuestras mentes o nos juega una mala pasada que ponga a prueba nuestro carácter real, porque el amor nos brinda la fortaleza para afrontar cualquier desafío.
Jugárselo todo por un amor es un acto de fe inquebrantable en la magia del
corazón humano, en la capacidad de transformar vidas y de trascender más allá
de las circunstancias, ¿No es suficiente
motivo para actuar -a la par de decir- que me la juego por ti?
Tu amor, presencia, dignidad, constancia, dulzura, humildad y férrea disposición a hacer lo correcto, obviamente que me dan la fuerza y seguridad para renunciar al miedo y abrazar la posibilidad de un amor puro y sincero que recíprocamente ilumine cada rincón de nuestras vidas.
Así, en ese arriesgado juego de amor, encontraremos la plenitud, felicidad y la eternidad en la Tierra, sustentada
en todo aquello que solo el amor verdadero puede ofrecer y derivar.
Y aunque el camino sea duro y tortuoso, sabremos que
cada paso valió la pena, porque nada se compara con la alegría de jugarlo todo
por un amor que cambia en un instante todo
vestigio de ominosa oscuridad, decepción y soledad.
En el tablero de la vida, las piezas se mueven con
cautela, cada paso es un latido, cada decisión una estrella. Pero hay un juego
distinto, que desafía toda razón, donde el premio es un corazón y la apuesta es
la pasión.
Es
el amor ese misterio que nos llama a la aventura,
a lanzarnos sin paracaídas en una búsqueda sin censura. Es jugarse cada sueño,
cada instante, cada día, por la promesa de un beso, por la dulce melodía de
corazones acompasados contra los discordantes sonidos de un mundo que no se halla
ya a sí mismo.
Apostar todo al rojo, al número de tu sonrisa, dejar
que el destino decida si habrá dolor o brisa. Es un all-in valiente, donde el alma se desnuda y en la ruleta del
sentir, solo una verdad se escuda.
Porque amar es un riesgo y a la vez un salto al
abismo, lumpen o bucle metafórico donde se puede encontrar a otro ser similar, que
nos brindará un segundo optimismo.
Me la juego por ti porque eres señal de fe y de hecho y concepto, la fe real y bien
sustentada es un valor inquebrantable que en medio de la tormenta es la luz que
nos guía cuando la noche tormentosa se presenta.
Y así, se juega todo por un amor verdadero, porque
en el juego del querer el corazón es el banquero. Y aunque a veces se pierde y
el dolor nos visita, vale la pena el riesgo por la historia infinita.
Así que aquí me tienes, apostando sin medida al gran premio que es tu existencia y la
cuantía de tus arraigados valores; y me la juego por ti porque en el amor, mí adorada,
se encuentra la verdadera vida.
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