domingo

No Es Falta de Cariño

Una historia que me había guardado en caso de que no se concretara y fracasara estrepitosamente tal cual sucedió, me ocurrió en 2018: Una dama a la cual le compraba loterías desde hace muchos años, yo le gustaba y era recíproco.

Siempre creí que por su porte, estaba casada y tenía hijos, pero no era así, sólo estaba arrejuntada con un ser indiferente, padre de un hijo que casi no veía y amante de los videojuegos y la beligerancia expresiva.

No se me olvida la anécdota que ella me refirió: Estaba necesitada de un dinero (Bs.300.000 de esa época) y le manifestó a él que no los tenía para unos zapatos. A lo que él ripostó, ¿Qué?, ¿Acaso eso tú no lo tienes?, en base a que él cobraba más. Me molestó mucho y cuando hago referencia a eso, es en tono despectivo a ese ser.

Bueno, el cuento es así, abreviando detalles personales:

Yo me gané un triple (cosa no muy común) y ella me pidió el pago móvil. Me avisó del pago, la agregué y aproveché de pedirle los números y al salir del trabajo, pasaba pagando.

De conversa en conversa, llegó su confesión  de gusto por mí (primera y única en la vida).

Comenzaron las citas a comer, hablar, contarnos las cosas buenas y sí, llegaron los besos furtivos y pecadores, ya que estaba en proceso de romper con el cernícalo aquel.

Terminó con él, seguimos saliendo y compartiendo.

Acá viene el problema causado por mí y la debacle: Primero, ella sabía que yo quería un hijo, más por su salud no podía ella dármelo, lo que le causó complejos con los cuales tocó mediar de la manera más amorosa y justa: ¿No puedes?, ¡Pues se adopta!

Esas conversas salían sin ser novios, ya que me estaba apurando en resolver las finanzas para darle digna cabida, tal cual saben que es mi pensar.

Eso hizo que pasaran los meses y se comenzaran a sentir las tensiones, hasta que el detonante llegó una noche de chat por WhatsApp y que, no temo decirlo, fue 100% mi culpa.

Ella tenía el hábito de decirme “flaco”, “labios ricos”, etc., pero si acaso en ese año que congeniamos, me dijo unas dos veces Argenis, sabiendo ella desde nuestra primera cita mi poca afinidad a los apodos o expresiones que para otras y otros, son de cariño e identificación entre las parejas.

Pues esa noche me escribió “mi flaco” y yo le pregunté, “¿Acaso no te gusta mi nombre, que siempre me dices así?, estoy realmente extrañado de eso”. Y por la respuesta y la sequedad de las letras enviadas por redes sociales, se molestó con tristeza añadida.

Le llamé, escribí, la visité y siempre dijo que nada pasaba. Luego estuvo un tiempo enferma y no asistió a laborar; se incomodó porque no la visité, pero ella jamás me dio la dirección.

Al reintegrarse intenté resolver todo. Ella decía que todo estaba en paz. Y no era así.

El 31 de octubre llegó textualmente este mensaje de texto (SMS): “Tenemos que hablar”. Y bien, ya saben que esas 3 palabras son la sentencia del fin.

Me reprochó que no le pidiera ser su novia, que no era dulce (por lo del flaco), que el día que estaba más atribulado por un problema y ella me dijo “¿Qué les vas a hacer?”, yo me fui en vez de quedarme a llorar en su hombro (y yo no tenía ganas de llorar, sólo buscaba una solución que ella manifestó no tener), entre otras cosas.

¿Saben por qué no me dolió, siendo que ella me fascinaba y de verdad me gustaba?, estaba ese día de octubre preocupado también por una tesis que debía entregar y no tenía Internet en casa (ese día noté que soy adicto a la Internet y sigo así, porque me compunjo completamente si me falta).

Lo que sí me dolió es que me dijo que ella no lo iba a intentar más (en el amor), por algunos complejos personales de otrora más su relación de 09 años que no carburó. Ella no merecía estar sola, porque es una mujer noble, honesta, de bonitos sentimientos y que se hace respetar.

De allí comprendí que lo mejor era distanciarme y sólo le hablé una vez más en días cercanos a la Navidad, para darle el regalo que le había comprado (fue parte bella de mi año, no le iba a abandonar). Lo recibió y me dijo el gracias más seco que he recibido –y he oído muchos-.

 

Pasados los años

Entraba yo en una afamada tienda y ella venía saliendo; la iba a saludar pero volteó con imagen de desconocerme. Como eso me es común, retomé mi andar al instante –tengo práctica en recibir desplantes-. Lo que no me esperaba es que el ex veía detrás y encontramos miradas, aunque supuse que él no sabía quién era yo pero yo sí, ya que trabajaba en una tienda de informática de la que fui asiduo.

No me contentó que ella volviera con él, porque si había salido de él por malo y de mí por ácido y tosco, ¿No era justo buscar a alguien que valiese la pena?, ¡Yo opino que sí!

Bueno, luego de la pandemia y que ya no es mi zona de tránsito, además de que no voy a molestar a una persona buena como ella, no estaba enterado de lo que ocurrió:

Se casó con él, la tienda donde él laboraba cerró y como no conseguía trabajo, pues comenzó a laborar en la agencia de loterías, trabajando ahora para ella.

Analizándose bien, terminó ganando ella. Domina al creído que de seguro tuvo que torcer el brazo; ambos generan, se hacen compañía y quizá ya él no camina delante de ella como hacen los árabes (otro hábito que hizo que me caiga mal ese sujeto).

Al final, quien debía ser feliz y redimida, está feliz y redimida aunque no lo sepa. Quizá no la forma como yo soñé, pero el destino es un algo que sólo se cambia con méritos y en este caso, los méritos es su gran corazón.

He aquí el final de esta historia de ¿Amor?, que es la única que tengo para contar.

Además, seguramente me van a reprochar por contar algo tan íntimo y les concedo razón. Pero la moraleja requiere contexto, y es:

“No puedes optar a lo que no te ganas; no puedes estar con quien no tienes méritos”.

Y tuve este secreto que pocos conocían (padres y entorno laboral que decían que ella les gustaba para mí). Presento mis disculpas, pero también tengo una vida privada. Tocó contarlo para hacer catarsis y por la alegría de que ella es ahora quien manda, es feliz, próspera y no le dolió de haberse caído de un coco, conmigo.

Argenis Serrano 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares