En
el antes, éramos dos almas errantes,
caminando
por senderos separados,
dos
historias distintas, dos mundos distantes,
dos
corazones solitarios, no alineados.
Éramos
la promesa de un encuentro incierto,
la
posibilidad de un futuro compartido,
dos
sueños en el viento, abiertos y despiertos,
esperando
el momento de ser unidos.
Apareció
el después, cuando las estrellas se alinearon,
nuestros
caminos se cruzaron, y el destino nos encontró,
en
un instante sagrado, nuestros espíritus se abrazaron,
y
en un suspiro celestial, el “nosotros” nació.
En
el antes, cuando el universo conspiró,
nuestros
destinos convergieron en un abrazo sideral,
la
sinfonía celeste de nuestros corazones vibró,
y
en la alquimia del amor, se forjó un vínculo inmortal.
Hoy,
somos el eco resonante de una canción antigua,
la
fusión de dos almas en un baile mágico y encantado,
navegamos
juntos, en esta odisea única y ambigua,
guiados
por la estrella del amor, en un sendero abrazado.
Ahora,
somos el reflejo del amor en el espejo,
la
suma de alegrías, la multiplicación de emociones,
navegamos
juntos por este mar de sueños viejos,
con
la brújula del corazón marcando nuestras direcciones.
Por
el antes y el después, somos la historia escrita,
en
las páginas del tiempo, con tinta de esperanza,
somos
la melodía que la vida ha compuesto,
la
danza eterna del amor, la más hermosa danza.
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