¿Cómo olvidarte, si
eres el fuego que aviva mi hoguera?, ¿Cómo dejar de amarte, si eres el agua que
calma mi sed sincera?
Fuiste un destello en
el momento perfecto, una ilusión desbordante, la más firme conexión.
En tus actos sembraste
el amor que en mí floreció, un pensamiento renovado entre equilibrio y emoción.
Donde quiera que vayas, te llevo en mi pecho, la palabra que conforta, mi anhelo, mi refugio derecho.
No hay forma de
olvidarte, de quien el alma aprende, nuestros actos se reflejan en la piel, el
deseo se extiende.
La memoria no olvida lo
que juntos compartimos, no hay invenciones ni obsesiones; son nuestros
destinos.
No te olvido, mi luz,
por ser el antes y el después; estaba bien antes de conocerte, pero tras y
gracias a ti, encontré mi ser y es mejor.
Son sólo palabras, lo
admito, aunque tú eres el verbo, mi alma se siente tranquila, pues te llevo en
mi recuerdo.
Quien otorga tanto
bienestar jamás merece olvido, mi voz lo declara, mis acciones lo han de
reafirmar con brío.
Aquí te sigo esperando,
como aquel día fielmente prometí, cuando me llames en cualquier momento, ahí
estaré para ti.
Olvidarte es un
imposible, primero, porque no quiero, te pienso y me siento en paz, en tu sueño
sincero.
Así, vivo, trabajo y
aprendo lo cotidiano, sabiendo que eres mía, la diosa de mi plano humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario