Querida amiga:
Siempre el consuelo
luego de algo malo y que trastoca la vida, molesta y parece inútil e incluso
llega a quebrar la confianza en la contraparte. Pero es imposible echar a un
lado el dolor, pena e impotencia que siento y que sin llegar al nivel de la
tuya –por obvias razones-, es igual de indignante por lo ocurrido.
Y surgen las preguntas
del por qué y si hemos sido abandonados por el halo celestial. Buscamos consuelo
en la vida que prosigue, pero muy boca abajo ya que la mente y el corazón están
en conflicto y con cualquier cantidad de pensamientos negativos.
Pero la verdad es que
si nos echamos a morir del todo, estamos muertos en vida. Tenemos que llorar,
gritar, mentar madre, aislarnos un rato y hasta divagar, recordando sin dudar
que la fuerza está en nosotros y en quienes nos quieren para bien.
Eso de “lo material se
recupera”, es relativo y una frase cliché que en vez de reconfortar, llena
mucho más de coraje. Hasta que uno le consigue la vuelta y reescribe su
historia con lo que tiene y con lo que venga, porque es la única forma de despegarnos
del reconcomio de tener que volver a empezar.
El fuego se llevó tu
hogar y obvio que te duele y nos duele. Ahora todo será distinto porque hay que
partir de cero, sólo con la diferencia del aprendizaje y la intuición que puede
acelerar o reescribir nuestro proceso de cambio.
Todo lo que trato de
decir para reconfortar se estrellará por mucho tiempo contra el muro del
coraje, la cerca de puas de la tristeza y la reja cerrada de la resignación que
se construyen del dolor.
Hasta que tus acciones
vuelvan a construir un hogar sin esos escollos y con paredes, pisos, techos y
demás mejor hechos, más fuertes, seguros y sin un ápice del dolor que hoy te
embarga y que siento mío por igual.
Amiga querida, no salgo
del pesar de que se haya quemado tu casa y que el mundo en derredor también se
haya incendiado.
Pero así como un bombero
extinguió al fuego cruento, también habrá manera de que apagues al dolor y partas
de las cenizas y escombros del pasado como cimientos para la nueva tú.
Sea cuando sea que leas
mis palabras, hazte fuerte, hazte mejor, saca garra, grita contra la rabia y recuérdate
que eres mejor que el decaimiento.
No viniste al mundo a
ser derrotada y al final el enemigo silente, será derrotado por ti y el cielo
te dará el consuelo y redención que tanto mereces y por el cual, oraré por
siempre.
Mi cariño, apoyo de
todo tipo y firmeza por y para ti.
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