Una de las situaciones más
pícaras entre las parejas, está el atreverse a apostar; siempre sabrás cómo va
a terminar, pero es el proceso, el tiempo, la inteligencia, la gracia, sutileza
y a su vez lo directo, lo que le da interés.
Uno de esos momentos es
con las cartas; los juegos de poker implican un compromiso y conocimiento entre
ambos, porque ciertamente se están jugando a la originalidad y están acabando
con uno de los terribles monstruos que dañan a las relaciones: la monotonía.
Y es que el Póker es de
esos juegos en que la mente predomina. Y cuando la mente está puesta en algo
más fuerte que el dinero (el amor, el sexo, la pasión, la compañía, la vida),
pues sí que vale la pena aprender. Y además, el aprendizaje es propio para cada
faceta. Sí usted ve más allá de lo evidente, como hacía León-O con la Espada
del Augurio, usted entenderá que el juego de cartas en el estilo Póker, lo
educa para mucho en su día a día.
La paciencia, virtud que
se pone día a día a prueba y que la vida nos quiebra muchas veces y por ende
debemos también aprender a reconstruir. Quien no es paciente no consigue el
premio anhelado…o codiciado. Hay que tener cuidado de no perderla con tanta o
relativa facilidad, porque ¿qué persona no se espanta y aleja de quien a la
primera explota, no resuelve y se embrutece o envilece?
Sí, ha de haber algo de
agresividad en una relación de pareja, pero es para jugar adelante, mostrar
sorpresas, que no den tiempo de pensar sino de actuar con esos instintos
arrebatadores de la pasión, el deseo, el éxtasis, la satisfacción que aumentan
la flama y cuidan que jamás se extingan.
El sexo es también un
deporte (lean por allí, verán que es el mejor cardio); y entonces, ¿por qué no
hacer apuestas deportivas entre las parejas a ver quién gana?, el premio
siempre va a beneficiar a ambos, pero mostrará el interés y la innovación de
los que participan.
Tener disciplina es igual
a no renunciar, no olvidar, no ser infiel; la templanza es atreverse a hacer
más de lo que tu pareja imagina y sostener lo que dice y hace, simplemente
porque ese deber de honor, enamora.
Estudiar a tu contraparte
para saber cómo sorprenderle y a su vez estudiarte para mejorar; concentrarse
en hacerle feliz, decidirse a mejorar, observar su mente, alma y corazón,
controlar tus emociones para no “irte”, antes de tiempo o decir algo indebido;
sentir empatía por los intereses de ambos es también mostrar inteligencia. Quizás
el dominio matemático que deviene del método de correlatividad de los números
que aplica en el póker no vaya justo con el amor, pero sí sabes de números,
sabes gastar, sabes invertir, sabes apostar y esa solvencia ayuda a la
estabilidad del hogar.
En fin, el amor es una
partida de Póker donde vas aumentando tu apuesta y siempre ganan los 2
jugadores. Ese As de Corazones les acompaña de por vida, porque supieron jugar
para entretenerse y tenerse y no, para perderse. Y siempre pagan sus apuestas
porque una deuda de juego, es una deuda de honor.
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