Hola,
buenas noches, ¿Puedo pasar?
¿Quién eres?
Mucho
gusto, yo me llamo Jesús, me dijeron que usted se llama Jesús, ¿Cierto?
Sí, sí, Jesús, ¿Quién le dijo?
La
señora que está allá afuera, una de cabello blanco llamada Sara, muy buena
gente. Es amiga mía desde que nací.
No sé quién es ella. ¿Dónde estoy
mañana?
Esta
es su casa y estoy seguro de que ella es su esposa. Habla de usted con mucho
cariño y me dijo que usted se llamaba Jesús y lo quise conocer.
¡Ah sí, me llamo Jesús, Sara
bonita, cuida a este! (se ve en un
espejo)
Ella
me contó que usted no quiere comer, ¿Es eso verdad, maestro?
No, comer no sé. ¿Comer es qué?
Ah
pero señor tocayo, déjeme que le traiga algo sabroso y comemos los dos,
¿Quiere?
¿Quiero?
¡Sí,
sí quiere!, ¡Ya va a ver!
(Sale de la habitación, regresa con
un plato con una hallaca).
¿Quién es usted?
¡Me
llamo Jesús, así como usted, tocayo, mucho gusto!
¿Jesús?, ¡Así como mi hijo el que
se va a trabajo!
¿Ah,
su hijo se llama Jesús como usted y como yo?
¡Sí!
¿Y
cómo es él?
¡Bueno, Jesús bueno!
¡Ah,
qué bien, de seguro usted lo crió bien!
¡Hijo, sí!
Mire,
le traje una hallaca para celebrar esta Navidad
¿Qué es Navidad?, ¿Qué se hace
esto?
Mire,
haga como yo, voy a comerme esta para mí y usted esta, ¿Lo ayudo?
¡Ayuda!
Bueno,
vamos con el tenedor, abra y ahora pise con los dientes, eso es morder y ahora,
trague…no, no, no lo suelte hacia afuera, hacia adentro, mire (come para que él lo imite)
Gusta mucho, ¿tú qué eres aquí?
Vine
a saludarlo, me llamo Jesús, como usted
¿Yo soy Jesús?
Sí,
esposo de Sara, la señora que está afuera
¿Qué es afuera?
Afuera
es allá, vamos a ver por la ventana.
¿Ver?
Sí,
mire, yo lo ayudo (procede a cargarlo y
subirlo a una silla al lado de la ventana)
¿Vio
qué bonito está eso, el sol, los árboles, la gente?
¡Bonito! (comienza a llorar con signos de estar profundamente conmovido y abraza
a su interlocutor)
No
llore tocayo Jesús, vamos a recostarlo que acaba de comerse una hallaca
¿Qué hice?
Estaba
acá, conmigo, celebrando el día de víspera de Navidad, comiendo y hablando
Cielo, Sara, jummm, jumm (con llanto y confusión, procede a dormirse)
(Sale Jesús del cuarto, procede a
abrazar a Sara, diciéndole): ¡Mamá, mi papá nos recordó un instante, te dijo bonita y me
dijo que era bueno!
Madre
e hijo, lloran abrazados para consolarse y fortalecerse; una Navidad más con su
padre, pese a tener Alzheimer, él pudo decir la cosas bonitas que sentía por
los suyos, antes de irse.
(Basado en lo que me contó mi amigo
Jesús Flores tiempo antes de fallecer ambos; así era su día a día con su padre,
al menos entre la tercera y quinta etapa del Alzheimer)
Vaya
este homenaje de constancia, resistencia y amor a los familiares, para que
jamás dejen de brindarles momentos de corazón a los suyos. Ninguna discapacidad borra al
amor puro.
Buen cuento Argenis!
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