Un
convenio entre
tú
y yo, sellado con besos
y
abrazos de amor.
Prometemos
ser
fieles,
leales y sinceros
en
la dicha y el dolor.
Compartimos
todo
lo
que tenemos y somos
sin
egoísmo.
Nos
apoyamos
en
las metas y los sueños
que
nos ilusionan.
Sí
respetamos
las
diferencias y gustos
que
nos enriquecen.
Siempre
comunicamos
con
palabras y miradas
que
nos comprenden.
Nos
divertimos
con
las bromas y las risas
que
nos alegran.
Gusto
sorprendernos
con
los detalles y gestos
que
nos enamoran.
Férreos
cuidamos
la
salud y el bienestar
que
nos fortalecen.
Nos
protegemos
de
los peligros y males
que
nos amenazan.
Sinceros
disculpamos
los
errores y las faltas
que
nos lastiman.
En
cada reconciliación,
hay
caricias y perdones
que
nos sanan.
Eternos
agradecidos de
los
favores y las ayudas
que
nos facilitamos.
Gustosos
elogiamos
los
logros y las virtudes
que
nos motivan.
Vívido
admiramos
la
belleza y la bondad
que
nos cautivan.
De
corazón deseamos
la
felicidad y la paz
que
nos llenan.
Procuramos
entregarnos
en
cuerpo y el alma
en
simbiosis.
Diario
renovamos
los
votos y promesas
que
nos mantienen.
Nos
proyectamos
al
futuro y la familia
que
nos esperan.
Un
convenio entre
tú
y yo, sellado con besos
y
abrazos de amor.
Epílogo…
Discreto,
digno, manso y tórrido. Así es este convenio entre tú y yo. Sí te atreves a
colocar tu rúbrica junto a la mía, muchas cosas nos esperan.
No
son palabras al viento, sino líneas de acción perennes; vamos a convenir darnos
este chance de ser felices en pareja, con nuestra moral autonomía y con la
plena confianza del rescate y sanación mutua.
¿Por
qué esquivar a quien de verdad quiere darte el amor que te mereces y complementar
el tuyo propio?
La
soledad es buena, cuando la mayor parte del tiempo se está en buena compañía.
Un
convenio entre tú y yo, de ser y estar, ¿Aceptas, amada mía?
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