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jueves

Bebé...

Ese bebé bostezando como que ya el sueño le llamaba a ocupar su tiempo donde otros le contemplarán.

Aquel que en sus movimientos parece deslizarse en su cama, teniendo apenas 2 meses.

Ese que te mira y los rayos de sol dan un brillo de eternidad a su mirada, que te queman el alma con un fuego que no duele, que es plácido, donde quieres arder perennemente.

Bebé que recoge los labios en pucheros mientras le toman sangre y se va en llanto para luego arroparse en los brazos maternales buscando esa protección que sabe está en el ser que le abriga desde su concepción, un instinto natural atado al de la supervivencia, misma que aprendió apenas dio el primer llanto para respirar.

La criaturita del señor que busca el seno materno para comer y a su vez escuchar la música más hermosa del mundo, los latidos del corazón de una madre que va ciertamente acompasado con los de él.

La bebé que con su moño, cintillo, lazo o zapatitos, luce las primeras coqueterías que siempre serán bonitas, pero jamás tan bellas como su propia humanidad.

Ese bebé que al cargarlo te da paz, seguridad, fuerza, valor, impulso, motivo, amor, candor, alegría, respaldo, inquietud, aprendizaje, tesón, sueños, responsabilidad, seriedad, vida y que una persona adulta de verdad verdad, sabe usar todos esos valores para una mancomunidad entre su vida y la del angelito que se hace un halo de esperanza y un ejemplo de existencia.

Ese bebé que huele bien por naturaleza; que al ensuciarse se le limpia con risas, cuidado y esfuerzo y te da un aroma que debería ser considerado el del valor.

Esa bebé que en sus momentos de enfermedad te obliga a ser su guardián, enfermero, niñero, cargador, donante y más, porque su salud es la tuya, porque ya no son dos sino uno solo. Y su recuperación es igual a que ambos volvieron a nacer. 

El bebé que ya se sienta solo, la bebé que gatea, el bebé que pide más de la sopita que le dan, la bebé que ya toma su jugo solita, el bebé que con cuidado y viendo todo como gigante, se agarra de lo que sea y se pone en sus dos pies, la bebé que se emociona y grita porque ya camina y da pasos veloces como de querer correr para alcanzar su sueños, el bebé que dice su primera palabra, la bebé que se rasca la encía de los dientes que ya le salen.

Ese bebé que al cruzar los brazos pide la bendición a sus abuelos, esa bebé que mira la puerta presintiendo que papá y mamá ya están de regreso, esos bebés que juegan con lo que sea y son felices.

Esa bebé y ese bebé, que no están en mi destino. Sepan que cada día más les quiero, les extraño, les pido perdón sí mis actos me hacen pagar la condena de no poder vivir esto y los millones de momentos más de belleza que sólo ustedes podrían otorgarme.

Bebés, les amo infinitamente, que cumplo el destino celestial de no tenerles, hincado ante Dios pidiéndole perdón por mis pecados que sean los que fueren, de ustedes me han alejado. Que no me dejan vivir el acompañar al vientre materno en la dulce espera para una dulce vida.

Pero sí no es mucho pedir, cuando me vean les solicito por favor, no dejen de regalarme una sonrisa; sin ella, muero.

Argenis Serrano - Twitter: @Romantistech

martes

ENTRAR A UN MOTEL A PIE


Cuando se tiene la conciencia limpia, nada importa el qué dirán al entrar a un motel a pie

Es cuando hay manchas en la misma que el miedo se refleja y aunque crees que te ocultas, todos lo verán. 

Sigue sin importar que te juzguen, pero importa el que no te delaten.

Entrar a un motel a pie ya no debería ser cosa de vergüenza, sino de adaptabilidad. 

Muy pocas parejas cuentan con auto o con casa propia. Los moteles, hasta el más lejano en carretera o autopista tienen ojos que los notan. 

Los que están en ciudad están rodeados de comercios donde las personas van a laborar, no a estar pensando, “mira a esa parejita que va entrando”.

Sólo una mente ociosa anda viendo día a día ello y no precisamente todas laboran o habitan en los alrededores de un motel. 

También, solamente quien tiene sus deudas personales, es infiel o no está segura de sí misma o sí mismo y menos de su pareja, anda viendo a ver quien le ve.

Sí el deseo, el amor, la pasión, la picardía, la atracción, la curiosidad o la inventiva te instan a ir a un motel porque es lo más práctico, ¿cuál es el miedo a entrar a un motel a pie?

¿Acaso el entrar en taxi te hace menos notoria o notorio?, ¿vas con un camuflaje para que no sepan que eres tú, sin darte cuenta que eso sí motiva la curiosidad y la averiguación?

¡Ya deja de temer, eres una persona adulta!, si no la debes, no la temes. 

Nadie va a ir a decirte mientras entras a un motel, ¡lero, lero, van a tener sexo, yo lo sé!, ¡un poco de madurez no cae mal!

Sí no puedes estar con tu novia en su casa o en tu casa, la solución es un motel. Sí no tienes para el taxi, pues vayan en bus, caminen, charlen de otras cosas, relájense, mírense. 

Porque es parte del proceso natural de quererse, atraerse y compenetrarse. Aprender a estar juntos dentro y fuera de la cama, eso es comprender y saber moverse en muchos aspectos de la vida en pareja.

Si es algo casual, pues planear a dónde ir y poder convenir que irán en transporte público o citarse cerca y entrar a pie, no está mal. 

Si ponen peros, no sucede, si no sucede, se quedarán debiendo y quizás salgan rencores que no deberían existir. 

Nunca le des oportunidad al mal de tomar ventaja y poder a tus palabras y menos a tu corazón.

En los moteles entran cientos de parejas a pie y no andan objetando o comentando sobre quienes están con ellos en la misma fila para pagar el costo de la habitación por horas.

Están pendientes de quien les acompaña y quizá de la seguridad, tarifas, bebidas y salubridad del lugar, no más.

El elemento clave acá es la CONCIENCIA, antes, durante y después de estar en el hotel o como hemos dicho, motel. 

Si quieren y pueden, háganlo. Entrar en limitaciones por una falsa vergüenza o frivolidad de alguno de los dos (o tres a veces), pues ya es mermar las ganas y de allí vienen los resquebrajamientos.

Hasta el dinero se valora. Mejor que pagar un taxi –al menos en este caso- es usar esa plata para comer algo o un detalle. Lo importantes amigas y amigos, es estar juntos.

Y si piensan que este artículo aúpa el ser desvergonzado o la tacañería, pues está bien, vayan en taxi, auto rentado o como gusten, pero vayan. 

El punto acá es la conciencia y no autolimitarse.

Lo bonito en esas ocasiones, es hacerlo con placer, gusto, respeto y que luego de terminar, siga siendo bonito el trato, nunca comer y correr…de un motel a pie.

Argenis Serrano - @Romantistech

miércoles

Para ti, mi bebé...

Hola bebé lindo, que hermoso encontrarte despierto, regalándome esa sonrisa que borró tu llanto de vida apenas llegaste al mundo.

Esa sonrisa linda que se me mete en el alma y me lleva al cielo de donde tú viniste a rescatarme del dolor de la soledad.

Eres fruto del amor, por eso eres tan dulce y adorable.
Me tomas el dedo y siento que me llevas tú a mí por la vida, eres mi guía, mi luz, la esperanza no nosotros tus padres, sino del país.

Quiero ofrecerte el bien y la disciplina que aprendí y desarrollé, pero te dejaré ser porque te respeto como humano. ¿Me regalas un abrazo mientras te cargo a comer?, ¿sí?

No te quisiera soltar, este abrazo me derrite y quiero más, de tus besos, golpecitos, gritos inocentes y esa confianza que pones en mí. No nos vamos a defraudar, así lo siento.

Quiero jugar contigo, soplar tu barriga, echarte broma cuando cambie tus pañales, que los dos quedemos mojados mientras te baño, que cualquier malestar de tu crecimiento sea combatido por tu fuerza y mis cuidados, quiero quererte bebé, déjame hacerlo toda mi vida, te lo imploro en este llanto dulce que de mis ojos brota, pidiéndote que seas ese que tu personalidad desee, eso sí, produciendo por ti, los tuyos y tu tierra.

Imagino tantas cosas mientras tu sueñas con teteros, abrazos y gente que se ve gigante, pero que no son más que seres humanos iguales a ti, que nos hacemos chiquitos cuando ríes y grandes cuando nos abrazas.

Tu voltear solito, tus primeros gateos, tus primeros pasos y primeras palabras, momentos que he esperado toda mi vida y que celebro dando saltos como el niño que soy a tu lado, porque para ser tu amigo, de ninguna forma debo estar lejos de ti, siempre centrado en quien soy, propio de un guardián del tesoro que da la vida: Tú, mi bebé.

Te narro un cuento, canto canciones, invento poses y narraciones, todo por tu entretenimiento. Quiero oírte reír porque esa es la risa que me alimenta. Ver tus pataditas y manotazos de algarabía, que babees, juegues y te rasques las encías, verte crecer en vida siendo lo más lindo de mi alma, así como te veía crecer en el vientre de tu madre querida.

Padre, papá, papi, Argenis, señor, como me llames, sé que será la mezcla ideal de respeto, amor y rectitud; serás el sueño hecho realidad y no precisamente de mí, sino de Dios, que quiere en todos sus hijos el bien y la firmeza para vivir y honrar la vida, que es uno de los sinónimos de Dios.

Bebé, ya estás bostezando y yo con el rostro lleno de lágrimas porque te amo tanto que me emociono sin parar, especialmente porque no quiero que pre tanta felicidad. Verte dormir en tanta paz y simpatía es igual de hermoso que verte despierto. Porque las 24 horas del día son tuyas, así como ya es tuya mi vida.

Aquí sentado frente a la cuna imaginaria donde hablo con el bebé de mi corazón de mi imaginación, donde vive y trata de mantenerme cuerdo jugando con mi niño interno, para entretenerme del dolor de no ser la verdad.

Te amo por eso, por suplir lo que la vida no me ha dado y que a la vez me da. No la detesto por ello, temo reprocharle, más no debo callarle mi inconformidad.

Bebé, donde estás, en mi imaginación, deseos y anhelos, gracias por mitigar mi tristeza, por bajar el dolor de tu física ausencia, por ser el sueño que no se materializa, pero que sí puedo vivir dormido y despierto.

Eres mi amor y el amor está en todas partes; a veces eres niña y otras, niño y otras veces son uno y una, jugando conmigo a los que de niño jugué y dándome el motivo para que la vida no se me vaya de las manos, aunque me duela tanto.

Bebé, por favor, abrázame aunque seas una ilusión y no me sueltes…


Argenis 

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