viernes

¿Me Sientes?

me sientes

¿Me sientes en cada palabra que lanzo al aire y que sabes que es para ti?, o será que debo buscar palabras mas claras y hermosas, aunque no me sepa una más bella que tu nombre. 

¿Percibes mis sentimientos?, son claros, simples y concisos, llenos de mí por quien soy y llenos de ti por todo lo bueno que has forjado en mí ser. 

¿Me sientes en el viento?, porque en él coloco mis besos, abrazos y susurros, los mismos que en persona sigo soñando con darte. 

¿Puedes leer pensamientos?, de no poder hacerlo, haré que mis gestos se transformen en un lenguaje de amor que tú y yo podamos comprender y hablar con soltura. 

¿Me sientes en la mirada?, en las ganas de ti que tengo siempre; ganas bonitas que trascienden al cuerpo y se van a residir en ese hogar de oportunidades que es tu mente. 

Entre tantos no que me has dado, ¿Alguna vez has pensado siquiera por un instante razón alguna para un sí?; ya que buscas ser amada en la extensión de la palabra, investiga en ese recinto maravilloso que es tu ser, quizás exista un rinconcito para mí. 

¿Acaso la soledad es mejor que mí compañía, o esperas ese toque mágico de alguien más?, permíteme que mi chispa también te demuestre que hay tanta fantasía y realidad en el receptáculo de mí corazón. 

¿Me sientes cuando te hablo, te veo y te aclamo?, yo quiero creer que sí. Porque el bien se transmite y no existe mejor momento de bienestar que cuando cerca estás. 

Te hago muchas preguntas, que son menos las que me hago yo, siempre con la interrogante de por qué llegaste a mi ruta de andar por el mundo, me quistaste lo vagabundo y en cada suspiro que exhalo, enarbolo esperanzas. 

¿Me sientes diciéndote todo esto al oído?, porque, aunque sea demasiado osado, sé que con mí voz e imagen lo lees y sabes que, de la forma más pura, lo que siento por ti y sueño contigo, aquí, allá y donde sea, entre palabras discretas, eternamente te lo repito. 

Si me sientes, recuerda que…todo lo que vale la pena, yo lo quiero contigo. 

Argenis Serrano 

domingo

Votos Matrimoniales

votos matrimoniales

Mis votos matrimoniales los digo con el miedo de la emoción, de lo que nos depare el futuro, de este cambio para crecer entre dos, como uno solo.

Mi compromiso es corregir ante cada falla, no sabiendo sí serán muchas o serán pocas, pero cuando sean, procuraré actuar en caliente, pensando en frío.

Estaré allí para ti, tal cual estarás tú para mí. E incluso, puedo decir que, de manera unilateral, como un pago justo, aunque siempre deficiente, de ese tesoro que es tu amor.

Cuando los días sean grises, buscaré en mi ser el cómo darles mejor color; cuando sean coloridos, procuraré que así se mantengan.

El amor que hoy se sella ante un altar, ante los hombres y primer que nada ante Dios, para mí tiene permanencia y por él, lucharé, ya que es una llama toda a la vida y no quiero se extinga, porque sería extinguirme yo mismo.

Me comprometo a cuidarte, escucharte y decirte lo que debes escuchar y no lo que quieres, porque soy desde ya tu esposo, pero desde el instante en que cruzamos la primera palabra, me hice el mejor y más leal de tus amigos.

Declaro mí amor ante quienes nos quieren y cada vez que nos vean, sabrán que no fueron sólo palabras escritas en un papel ni falsas poses, porque siempre serán hechos.

Respetaré tu pasado, tu presente y tu futuro, porque el tiempo que has vivido siempre ha sido valioso, por eso es que te considero un tesoro invaluable que a mí llegó para quedarse.

Cuando nos sintamos bien, nos blindaremos; cuando nos sintamos mal, nos cuidaremos. Y si muevo la balanza en ese compromiso, será para que seas tú la que reciba lo mejor del cuidado, protección y sanidad.

Podremos hablar con quien sea y jamás temer al pecado de caer en la tentación, porque somos fuertes y ese sí mutuo que nos dimos en privado, ante los nuestros y ahora ante el altar, nos libra de cualquier gana de sedición y descalabrar nuestra relación.

Confirmo con gusto y desde el corazón, con toda la emoción y verdad que puede caber y sobresalir de mí cuerpo, que te amo, te amé y te amaré y corresponderé nuestra relación de pareja y nuestro deber individual a pensar y sentir particularmente, siempre procurando que nuestra unión sea la primera.

Que lo que nos depare Dios al sellar este amor, sea feliz, humano, justo, sin temores, peligros ni falta de soluciones es lo que pido. Pero ante todo, que tú seas feliz y que cada día yo pueda serlo por el gran hecho de estar contigo y colaborar a lograr dicho noble objetivo.

votos matrimoniales

Argenis Serrano 

sábado

Conocerse en el Gimnasio

conocerse en el gimnasio

Siempre van a existir en las personas solteras la idea que, entre levantamiento y levantamiento de pesas, se podrá levantar un romance. Para algunos, algo fugaz, para otros, la compañía que quieren de por vida. Y aunque lo callen, a conocerse en el gimnasio van también, además de cuidar su cuerpo.

No existen ya diferencias, sólo en el peso y las técnicas. Pero entre los aparatos, los diversos ejercicios de fuerza, las rutinas en máquinas electrónicas o de tracción de sangre, existe esa expectativa que el mero acto de cuidarse sea atractivo para alguien del sexo opuesto.

Levantar pesas, mancuernas o utilizar sogas o cadenas; una clase de pilates, yoga o aerobics. Entre estiramiento y estiramiento, van observando a quien esté entrenando. Cada corazón y actitud es diferente, y aunque algunos sólo vean con su cuerpo, otros lo hacen con el corazón y la mente.

Conocerse en el gimnasio es detectarse incluso entre los fuertes aromas del sudor, la música a veces algo estridente y los gritos o pujidos que refrendan aquello de que “si no duele, no sirve” a la hora de entrenar.

Aunque no haya quienes las aplaudan, muchas historias de amor han comenzado en el gimnasio. Algunas solamente basadas en el físico y muchas otras en lo equilibrado de entrenar al cuerpo para que este esté saludable, mientras se mantiene al intelecto bien ejercitado y a la moral en la cúspide.

Cada cuerpo es un templo distinto, en el cual existen misterios por conocer. Y mientras más fuerte y comprometido esté con el acto de cuidarse, más rudo e inexpugnable es, por lo cual quien desee conquistarlo, tendrá que fortaleces mucho más que sus músculos, haciendo que sus valores y personalidad sean realmente poderosos.

Cuando una pareja que llegó a conocerse en el gimnasio comienza una relación, todo es igual de organizado y metódico. Los horarios para entrenar coinciden, todo sitio es bueno para fortalecer los vínculos amorosos y cuando el amor crece de verdad entre ellos, saben que hay que fortalecer a la relación en todo ámbito.

Músculos bien torneados, abdómenes marcados y planos, capacidad para levantar muchos kilos, mayor resistencia. Todo eso es fantástico para el exterior y para complementar las tareas de un hogar a formar.

Pero el amor de pareja entre quienes llegaron a conocerse en el gimnasio necesita de la disciplina aprendida para actuar con equidad y madurez ante las vicisitudes de la vida. Ser fuerte de carácter y tener la piel dura para las duras pruebas que les pone la vida.

Ser fuertes no es sólo entrenar, sino poner en práctica todo aquello aprendido para saber enfrentar los retos y marcar pautas de manera significativa. Y si el amor tocó sus puertas al conocerse en el gimnasio, esa idea debería servirles como referencia para construir un porvenir sólido y poderoso.

Si sólo asistieron al gym a buscar banalidad, pasar el rato, tomarse fotos de su progreso o postear fotos o videos supuestamente motivacionales, la verdad es que tienen una gran debilidad.

Ahora, sí asistieron, aunque fuese por un breve tiempo, pero disfrutaron la experiencia, entendieron que hay que aprender los ejercicios, ponerlos en práctica, buscar superarse y hacerse fuertes en todo aspecto, bien que valió la pena su inscripción al gimnasio y bien que el destino les regaló la oportunidad de encontrar a la mujer u hombre de sus sueños allí.

 Porque al conocerse en el gimnasio, saben que comenzaron una rutina de ejercicios interminables que cansa con gusto y les hace más fuerte. Se llama, amor de pareja.

Argenis Serrano 

lunes

¿Qué me Inspira?

qué me inspira

Tuviste a bien preguntarme que qué me inspira y claro está que debo responderte, porque ya de plano esa pregunta es inspiradora.

Sea lo que sea que escribo, siempre hay recuerdos de dónde estuve, qué dije, qué escuché, que vi o que percibí (sea por olfato, gusto, tacto o intuición). Si puede llegar a algo provechoso, seguro que lo escribiré cuando sea el momento propicio, que en algunos momentos no es en otro instante que cuando llego a recordarlo.

¿Que qué me inspira?, las cosas que diría en un momento dado o a la persona adecuada para el sentir que despierte o lo que marque la pauta como el deber y el actuar.

Imagino varias respuestas a recibir y cómo fluiría todo; sólo es imaginación que a veces coincide y muchas otras no. Y esa retroalimentación es inspiradora.

Me ha inspirado todo aquello que por error propio o ajeno me sucedió, con el fin de buscar una conseja o una moraleja.

Si me volvieses a preguntar qué me inspira, te diría por igual que me fijo en aquello que no es inspirador, porque se convierte en advertencia y eso me es necesario escribirlo.

Lo que me gustaría, desde lo más sublime hasta lo que podría ser mal interpretado como avieso, me resulta inspiración innata, propio de la imaginación, la creatividad y hasta la propia naturaleza humana.

Siempre me inspira la balanza del bien, incluso cuando no me favorece. Porque el mundo no gira en torno a mí ni a nadie, pero sí en torno al bien que le ha construido, aunque siempre se aparezcan los chacales.

Servir con complacer ciegamente es una fuente de inspiración humana, porque te ayuda a encontrar la paz de las mejores relaciones, esa que nos permite dormir, comer, bañarnos, caminar y ver a los demás a los ojos con la conciencia limpia y la frente en alto.

Tajante y constructivo, coloquial y errático, disciplinado y sin control. Así es mi inspiración cuando se desata y busca temas, mensajes, hablar de lo malo y de las cosas gratas.

La polisemia de la palabra se me antoja, es algo qué me inspira desde que aprendí que es ella, porque me ha permitido a disminuir la pobreza del lenguaje y el saber. Cuando olvido un concepto y definición que he aprendido, me conmino a buscar y en el camino encuentro otras cosas. Y así, me vuelvo a inspirar.

Es pues un ciclo sin fin en el que siempre se piensa basado en lo que se sabe, se investiga, se percibe y se ha refrendado; porque los inventos son para el bien mutuo, pero eso no incluye a los sofismas o esnobismos que se inventan algunos.

Sentir es valioso y ahora que los sentimientos son dejados a un lado por aquellos que se derrotaron a sí mismos, mucho más. Es mejor que te digan tonto por idealista, que caer en el abismo de la insensibilidad que les consume.

La vida es una; pero tampoco es eso de presionarse en toda experiencia. Siempre de los siempre será aquello que te resulte cómodo y deje algún legado para ti y los tuyos. Algo qué me inspira es saber de esa gente que no sólo es una huella de carbono, sino una historia con matices bonitos incluso cuando la hayan pasado feo.

Juego con la creatividad; todo lo qué me inspira para hacer y decir, sentir y explayar es un juego que no deja de sorprenderme, siempre con límites de alcance, pero con improvisaciones en ese campo de juegos.

Espero haber podido responder de la mejor manera tu pregunta sobre qué me inspira, aunque está claro que falta mucho, porque no incluí todo lo que me has hecho sentir desde que a un espacito en tu vida me dejaste entrar.

Argenis Serrano 

domingo

No Me Gusta...

Quizás existiría una pequeña luz de esperanza para la no ruptura de relaciones, sí en un arranque de sinceridad, al estarse conociendo, decir con toda franqueza, “mira, no me gusta esto y aquello”.

Porque muchos comienzan diciéndose cosas bonitas que luego se van apagando o -lamentablemente- les resultaron banales, vacías, clichés; y cuando pudieron sacar ese lado oscuro que todos poseemos, todo se derrumbó.

Es un error pensar que luego de comenzar una relación esta no se resquebrajará hasta romperse al mostrar el cobre, especialmente cuando no existe ni la mas mínima voluntad de cambiar lo que incomoda o crea rupturas, sin que ello conlleve a aniquilar su propia esencia o personalidad.

Quizá podría inspirarte algo de esto…

no me gusta
Decir "no me gusta", es tu derecho; pero te obliga a cumplir sanos y firmes deberes para con los demás.


No me gusta ese tipo de películas, canciones, bailes o arte.

Esa sensación de celos que tengo cuando hablas con otros, me es desagradable y no por ti, sino por mí.

No es de mí gusto ver a la gente beber hasta que pierde la conciencia o saca su lado reprimido.

Prefiero dormir en camas gemelas, ya que no me gustaría tropezarte o despertarte.

Salir los domingos en la tarde me parece agotador, especialmente cuando los lunes hay que ir con más energía a trabajar; para ello, coordinemos tardes tranquilas en la medida de lo posible.

No me gusta tal o cual comida; allí se hacen idea de qué comer y/o a dónde ir o qué evitar al compartir.

Tengo un estilo de ropa que no incluye tal o cual prenda, pero sí esta y esta.

No me gusta bañarme después de tal hora o inmediatamente después de alguien o etc.

En casa procuro vestir o calzar de tal manera.

Todo esto puede parecer banal, pero las parejas que entienden que deben engranar y que para ello hay que acoplar cada diente, saber engrasar y llevar un ritmo para que la relación ande, se enfocan en materializar esto y más.

Lo valioso es decir “no me gusta X”, desde un principio. Comprender que hay cosas tan banales que pueden crear rupturas y que una relación amorosa es equilibrada, salomónica y amerita dosis de situaciones que no la encasillen.

Las cosas banales, tóxicas o quizá paranoicas no pueden ser tomadas como limitantes, sino llamados de atención para buscar ayuda.

Eso es lo que creo que dejará a un lado la hostilidad, la inestabilidad, el miedo, la aversión, el tedio y la consecuente separación de un amor.

Ya que decir la verdad es el eje donde el amor nos hace girar, que no haya temor de decir “no me gusta” tal o cual cosa. Pero que eso tenga contexto, validez y no sea una nimiedad o un achaque o un capricho molesto.

Que sean cosas normales que de verdad no sientes o necesitas pero que no objetas a los demás. Y que te hagan conocer profundamente y actitudinalmente a tu pareja, que sabrá desde un principio en que terreno se adentra y así sabrá decidir si quedarse y cómo compartir lo mucho que les une y todo aquello que sí te gusta.

Brindo por menos divorcios o noviazgos que se terminan porque se acabó la magia al ir descubriendo todo lo negativo que se calló y no se trabajó en mejorar o equiparar.

Argenis Serrano 

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